Rememoremos la magdalena histórica proustiana.
2011: Precariedad laboral, por no hablar de la vital que sería meternos en ignotas elucubraciones. Se me viene a la mente ahora la capitulación bajo cuerda de las reivindicaciones sindicales y obreras con los Pactos de la Moncloa nacidos al amparo de la democracia española que hacían claudicar los intereses sociales y económicos de la clase trabajadora en pos de los beneficios industriales y empresariales de las compañías. Y ni siquiera los autores que han firmado crónicas del movimiento obrero nacional han tenido el coraje o la posibilidad de evitar la (¿auto?)censura para constatar el hecho de manera clara; han jugado al retruécano indicando que los trabajadores y sindicatos que les representan tuvieron "el gesto" de aminorar sus peticiones y derechos potenciales de cara a conseguir el avance del país en materia económico-tecnológico-industrial. Un "desarrollismo" basado pues en la mejora parcial y dirigida de la realidad obrera tras los muchos años sufridos de acoso con el franquismo, Derecho a huelga sí, a sindicarse sí, pero con unas metas que tenían -y tienen- las alas cortadas de nacimiento. Eso es la antesala del avance de hoy potenciado por esa demoledora globalización que destruye identidad, conciencia y compromiso en pos de esa amorfa mole creada por el monosistema mundial actual.
Como decía Julius Fucik en su Reportaje al pie de la horca: "no olvidéis". No debe olvidarse nunca la posición y posibilidades que ocupamos en un determinado momento, la realidad que fue claudicar en lo social por el interés de la "politeia" española donde todos los partidos bajaron el volumen a las reivindicaciones obreras hipotecando no sólo su presente, sino su futuro, un futuro que ahora nos rasca la barriga.
2011: Precariedad laboral, por no hablar de la vital que sería meternos en ignotas elucubraciones. Se me viene a la mente ahora la capitulación bajo cuerda de las reivindicaciones sindicales y obreras con los Pactos de la Moncloa nacidos al amparo de la democracia española que hacían claudicar los intereses sociales y económicos de la clase trabajadora en pos de los beneficios industriales y empresariales de las compañías. Y ni siquiera los autores que han firmado crónicas del movimiento obrero nacional han tenido el coraje o la posibilidad de evitar la (¿auto?)censura para constatar el hecho de manera clara; han jugado al retruécano indicando que los trabajadores y sindicatos que les representan tuvieron "el gesto" de aminorar sus peticiones y derechos potenciales de cara a conseguir el avance del país en materia económico-tecnológico-industrial. Un "desarrollismo" basado pues en la mejora parcial y dirigida de la realidad obrera tras los muchos años sufridos de acoso con el franquismo, Derecho a huelga sí, a sindicarse sí, pero con unas metas que tenían -y tienen- las alas cortadas de nacimiento. Eso es la antesala del avance de hoy potenciado por esa demoledora globalización que destruye identidad, conciencia y compromiso en pos de esa amorfa mole creada por el monosistema mundial actual.
Como decía Julius Fucik en su Reportaje al pie de la horca: "no olvidéis". No debe olvidarse nunca la posición y posibilidades que ocupamos en un determinado momento, la realidad que fue claudicar en lo social por el interés de la "politeia" española donde todos los partidos bajaron el volumen a las reivindicaciones obreras hipotecando no sólo su presente, sino su futuro, un futuro que ahora nos rasca la barriga.
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