(Escrito en 2007)
El otro día leía unas declaraciones del líder de la banda Block Party en las que afirmaba que la gran dosis de agresividad y rabia que había en su nuevo disco respondían a la situación de Status Quo en la que vivimos en occidente donde no se puede cambiar nada, es decir, se tiene consciencia y conciencia de los problemas, los expresamos, pero no hay solución posible a ellos.
Bien, lejos de parecer miembro del colectivo "perroflauta-progre-hippy", tengo que decir que estar afirmaciones no hacen más que fomentar la metástasis anegante que sufre el sistema socioeconómico. No ayuda a nada, pero beneficia a algunos (esa manonegra que mueve engranajes).
A ver, hombre de dios, ¿cómo se puede tener la poca vergüenza de decir eso y estar vendiendo tropecientos discos y llenar una sala para un concierto esa misma noche? Es decir, que la rabia y la frustración generada por la xenofobia, la pobreza, la incomunicación entre individuos de la sociedad de las comunicaciones y la desrrealización personal de tus canciones está ahí como elemento catárquico estéril, vamos, para hacer caja con las ventas y el marketing, que todos los chavales griten las consignas de esos testimonios y que luego se queden de brazos cruzados y no muevan un dedo, ni siquiera hablen de ello, escriban, se movilicen o algo parecido para intentar aportar esa micra que mejore levemente el mundo aunque sea "SU mundo", desde el punto de vista más colectivo posible que puede tener el determinante "su" en este contexto. No, es mejor que hablen del modelo de camiseta que se comprarán tras acabar el show o del costo que llevan para fumarse en el concierto si es de calidad o no. Maldito "arte por el arte". Otro engañife, una coartada pseudocomprometida que es marchamo mercantilista.
Desde luego que prefiero a los luminarios que conscientes de su papel limitado; al menos proclaman con el ejemplo, no sólo con el verbo, aquello de que "otro mundo es posible".
Bien, lejos de parecer miembro del colectivo "perroflauta-progre-hippy", tengo que decir que estar afirmaciones no hacen más que fomentar la metástasis anegante que sufre el sistema socioeconómico. No ayuda a nada, pero beneficia a algunos (esa manonegra que mueve engranajes).
A ver, hombre de dios, ¿cómo se puede tener la poca vergüenza de decir eso y estar vendiendo tropecientos discos y llenar una sala para un concierto esa misma noche? Es decir, que la rabia y la frustración generada por la xenofobia, la pobreza, la incomunicación entre individuos de la sociedad de las comunicaciones y la desrrealización personal de tus canciones está ahí como elemento catárquico estéril, vamos, para hacer caja con las ventas y el marketing, que todos los chavales griten las consignas de esos testimonios y que luego se queden de brazos cruzados y no muevan un dedo, ni siquiera hablen de ello, escriban, se movilicen o algo parecido para intentar aportar esa micra que mejore levemente el mundo aunque sea "SU mundo", desde el punto de vista más colectivo posible que puede tener el determinante "su" en este contexto. No, es mejor que hablen del modelo de camiseta que se comprarán tras acabar el show o del costo que llevan para fumarse en el concierto si es de calidad o no. Maldito "arte por el arte". Otro engañife, una coartada pseudocomprometida que es marchamo mercantilista.
Desde luego que prefiero a los luminarios que conscientes de su papel limitado; al menos proclaman con el ejemplo, no sólo con el verbo, aquello de que "otro mundo es posible".
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