El pesado aroma que sucede a la pasión impregnaba el cuarto. Tumbados sobre la cama a oscuras y en silencio aguardaban la llegada del fin del mundo; Así semana tras semana, hasta comprobar por ellos mismos que nadie muere en domingo.
2020, ese año que no olvidaremos nunca. Jamás ha sido más complicado encarar una summer playlist para Talk to Him que en este año aciago. La azotea sonora siempre es un espejo desde el que reflejar las emociones y vivencias a través de la música; desde una perspectiva particular, pero con una intención universal. Es por ello que todo el dolor, incredulidad, impotencia, aislamiento y desestabilización emocional han intentado ser transmitidas con el corazón en un puño. Esta vez en dos partes, la segunda sólo para mecenas que apoyan el podcast. La oscuridad es la primera de ellas. Agarraos fuerte, que el viaje promete ser intenso y revelador.
La segunda parte de la Summer Playlist 2020, The Light, en exclusiva para los mecenas que apoyan el podcast. La historia continua en un viaje sonoro a través de las distintas emociones y vivencias que las canciones narran hasta llegar a la ansiada luz que tanto trabajo cuesta a veces vislumbrar. El lenguaje de la música desentrañando el enigma de vivir hasta las últimas consecuencias, la única enfermedad por la que merece la pena morir.
Los aficionados a mi podcast Talk to Himrecordarán que hace un año aproximadamente dediqué el programa al fenómeno musical del synthwave (ver aquí la entrada); por aquel entonces ya señalé mi intención de brindar un nuevo especial al género más adelante. Pues bien, esta "amenaza" se ve cumplida este mes con un regreso por todo lo alto a las autopistas sonoras del sintetizador contemporáneo con espíritu retrofuturista.
Esta nueva entrega pretende ahondar en sus planteamientos y presentar lo más selecto e interesante del género, desde recopilatorios fundamentales, pasando por interesantes proyectos audiovisuales y llegando a los grandes artistas del synthwave, avalados por sus extraordinarias canciones y discos. Una perspectiva completista y complementaria a la mostrada en la anterior ocasión. De igual forma, podéis escuchar el podcast sin necesidad de haberlo hecho antes con su primera parte, por denominarla de algún modo.
Espero disfrutéis del acontecimiento musical underground más rico, inquieto y selecto de los últimos tiempos.
Para completar este nuevo artículo del blog, pasaré a comentaros tres fenómenos destacados del synthwave en lo que va de año 2017. No os perdáis ninguno si os apasiona esta escena.
Lazerhawk: Dreamrider. Tras tres discos anteriores muy recomendables y bastante trepidantes, el norteamericano Garrett Hays, el hombre que se encuentra tras Lazerhawk y co-fundador de Rosso Corsa Records, importante sello discográfico en su labor de expasión del genero, publica su referencia más atemperada y madura. Un ejemplo perfecto de la evolución y riqueza del synthwave capaz de haber sobrevivido a su burbuja.
Dance with the dead: B Sides Vol1. Dance with the dead probablemente sea la banda de synthwave más en forma a nivel mundial ahora mismo. Su disco The Shape del año pasado es una auténtica maravilla. En plena fiebre de inspiración y expansión, publican en 2017 un completo repaso a sus caras B, no tan fundamental como su flamante discografía principal, pero completamente recomendable.
Sunglasses Kid: Graduation. Gran sorpresa de la temporada. Un disco muy refrescante y con una idea conceptual ágil y adictiva en cuanto al mundo high -school años 80's de tantas comedias de la época. Variado, original y ampliando territorios.
De todos aquellos que me leen y por extensión se relacionan conmigo es sabida mi querencia por el grunge, esa extraña etiqueta musical que tantos años después parece haber quedado perdida en el tiempo y el espacio. Ahora sabemos que englobaba a una serie de artistas que, más allá de su espíritu emocional y de su militancia en el desarraigo, poco tenían que ver entre ellos musicalmente en la algunos casos.
Haciendo balance, quizás sean Nirvana y Pearl Jam las bandas que más han quedado consagradas en el imaginario de los fans, sobre todo de las nuevas audiencias. Pero los veteranos, aquellos que estuvimos en esos años germinando nuestra adolescencia y nuestros primeros envites con el desencanto vital, no podremos olvidar nunca la herencia de dos grupos musicales imborrables en nuestro transitar vital: Alice in Chains y Soundgarden. Densos, intensos, ricos, inabarcables, genios...eso y mucho más se desprende de su legado al cual una y otra vez no nos queda otro remedio que recurrir para sanar los sinsabores de la cotidiana enfermedad social moderna.
Por ello, en este mes son los dos primeros invitados a una nueva sección dentro del podcast Talk to Him que lleva por título El Reto. ¿Y qué es El Reto? El reto es una propuesta en la que dos artistas, bandas, discos, movimientos musicales o lo que sea se enfrentan uno contra el otro para dilucidar si existe un ganador - lo de menos en este caso; lo principal es disfrutar la música, obviamente-. La única premisa para que exista este reto es una afinidad de algún tipo que permita y justifique este enfrentamiento.
A lo largo de diversas categorías, iréis escuchando canciones de ambas bandas, todas ellas fascinantes, y el recorrido sólo determinará una victoria clara: la de la música. Os invito a disfrutar de ella.
A continuación, os dejaré dos documentos audiovisuales de dos momentos cumbre en las carreras de ambas bandas. En el caso de Alice in Chains, su participación en los imborrables Unplugged que MTV organizaba prolíficamente en la década de los 90 y entre los cuales éste, por su tono descarnado, frágil, emocionante y completamente honesto es de los más impresionantes junto al de Nirvana. Aquí tenéis una demostración con "Would?". A todos aquellos que no lo hayáis disfrutado, os recomiendo sin lugar a dudas su visionado íntegro.
Por parte de Soundgarden, un momento de un concierto mítico: su actuación en el Lollapalooza de 1992 donde actuaron junto a otros grupos de la época en plena efervescencia como el caso de Pearl Jam, Rage Against The Machine o Stone Temple Pilots. Interpretan una de sus primeras canciones indispensables: "Gun". La calidad no es todo lo buena que quisiera, pero el documento merece su publicación.
Como viene siendo habitual desde hace mucho tiempo, al llegar el final de cada año recapitulo mis vivencias, mis emociones, mis deseos, mis dudas, mis decepciones y mis miedos a través de la música, así como lo hago de manera instintiva cada día que construye mi existencia.
Hace poco más de un año realizo esta misión a través de mi podcast mensual Talk to Him, un espacio íntimo y a la vez universal, dedicado por completo a la música y desde el que poder plasmar mis inquietudes radiofónicas y musicales compartiéndolas con todas aquellas personas que quieran acercarse a mi propuesta.
2016 será recordado como uno de los más aciagos en el panorama musical. En él tuvimos que lamentar la muerte de grandes artistas legendarios como David Bowie, Prince, Leonard Cohen o George Michael. Aún así, y a pesar de estos sinsabores indiscutibles, disfrutamos de nuevo de grandes trabajos discográficos y fenomenales actuaciones en vivo.
En los dos siguientes programas podéis escuchar o descargar los especiales mensuales dedicados a los mejores 20 discos del año 2016 a mi parecer. Una cuenta atrás desde el 20 al 1 que, por encima de cualquier otra consideración, se me antoja involuntariamente heterogénea y confeccionada desde las más absolutas independencia, honestidad y significado para mi persona. Espero disfrutéis el recorrido junto a mí.
1ª Parte. Los Mejores Discos de 2016. Del 20 al 11. Contenido adicional: Mejores Directos 2016, Lanzamientos más esperados de 2017 y Premio Miscelánea (premio otorgado al mejor disco fuera de la categoría de estudio, es decir, al mejor disco recopilatorio, reedición, en directo, de rarezas, etc.).
2ª Parte. Los Mejores Discos de 2016. Del 10 al 1. Contenido adicional: Mejor EP, Decepciones Discográficas y Menciones de Honor discográficas del año 2016.
Y cerrando este repaso anual, no quiero dejar pasar la oportunidad de reivindicar los 3 videoclips del pasado año más especiales para mí. Aquí os los dejo.
1. Radiohead. Daydreaming. Este misterioso y bello vídeo dirigido por Paul Thomas Anderson (Magnolia, There will be blood) es lo más destacado bajo mi punta de vista del regreso de Radiohead el pasado año con su disco A Moon Shaped Pool. El vídeo y la canción "Daydreaming", por supuesto. Si bien este trabajo muestra mejoras con respecto a la flojera compositiva indiscutible del ramplón The King of Limbs, queda lejos de sus grandes obras maestras, incluso de esa increíble proeza más reciente como fue In Rainbows, su último gran disco imprescindible.
El videoclip incide en la ruptura sentimental de Thom Yorke en el año 2015 tras 23 años de relación con la catedrática de literatura medieval italiana Rachel Owen, recientemente fallecida tras una ardua lucha contra el cáncer; fruto de ésta nacieron sus dos hijos Noé y Agnes. Esta proeza audiovisual está llena de mensajes encriptados secretos. El realizador Rishi Kaneria se ha encargado de ir desentrañándolos. Entre los más impresionantes está el hecho de que Thom ande perdido por diversos instantes de lo que parece su vida, abriendo puertas que le llevan de un lugar inconexo a otro, tal y como ocurre en los sueños. Pues bien, el número de puertas que abre es exactamente el mismo de los años de relación que tuvo con su mujer, 23. Otro mensaje secreto que me parece alucinante radica en las frases incomprensibles invertidas y distorsionadas que Thom expresa a la cámara desde su refugio bajo la montaña al final del vídeo. Pues bien, Kaneria se ha encargado de revertirlas y dicen "Half of my life, half of my love". ("la mitad de mi vida, la mitad de mi amor"). Y es que la separación se produjo cuando Thom tenía 46 años, el doble de años que tuvo de relación y que, justamente, son los mismos años de vida que tenía Radiohead en ese momento: 23. En el videoclip existen múltiples referencias afectivas, maternales y a momentos vividos por la banda. Un recorrido emocionante por toda la vida sentimental y artística del cantante. 2. Nick Cave & The Bad Seeds. Girl in Amber. Impresionante ha resultado la obra que Nick Cave ha sacado este pasado año 2016, Skeleton Tree. Un trabajo minimalista, oscuro en su viaje hacia la luz final, emoción pura, solemnidad dramática incontestable. Ha sido la catarsis de un genio que sufrió la tragedia de perder a un hijo despeñado en un accidente en la montaña. De cómo superar esto tras el duelo, de cómo salir adelante una pareja tras la erosión interpersonal y el dolor individual e intransferible que supone la muerte de un hijo a una edad imposible, de todo esto trata la última obra del australiano. Algún descerebrado ha tenido la desfachatez y el burdo capricho de considerarlo un trabajo demasiado afectado y expuesto, como si fuera posible reaccionar de otra forma desde un punto de vista artístico a un hecho de semejante calado. Mucho mediocre con ganas de tener su minuto de gloria a través de su opinión supuestamente exclusiva e insolente es lo que hay.
El vídeo es una maravilla visual: un elegante y exquisito uso del blanco y negro, rodado con sutilidad, sin ornamentación y sin parafernalia gratuita alguna, exclusivamente muestra a la banda grabando en estudio en toda su magno esplendor. Soberbio. El resto de videoclips editados de Skeleton Tree siguen el mismo modelo, pero elijo esta canción por su escalofriante sensibilidad.
3. Carpenter Brut. Turbo Killer. Si bien esta canción, "Turbo Killer", es del año 2015, el espectacular videoclip dirigido por Seth Ickerman fue lanzado en febrero del pasado 2016. Y es que, sin duda, el synthwave o retro-wave está abriéndose paso como una de las corrientes musicales más inquietas y con más cosas que decir desde hace algunos años. Pero ojo, no se confundan: paralelamente se está llevando a cabo una sobreexposición mediática de los 80's que poco o nada tiene que ver con el movimiento musical indicado. Bien es cierto que ambos beben de la cultura pop y la estética de hace tres décadas, pero el espíritu, las intenciones y la actitud poco o nada tienen que ver: en el synthwave hay auténtico underground, peligro y nostalgia que no entiende de mero revival, poco de inocencia laxa; hay efervescencia creativa, consiste en crear a partir de la inspiración pasada, pero con una vocación eminente de presente y de futuro; un futuro que, por lo que parece, nunca será más que nuestros sueños pasados.
Carpenter Brut, en la línea dura del género, confeccionan una suerte de explosivo y trepidante videojuego inspirándose en la principal estética seductora del género -por encima de la de películas o la de series de TV de los 80's-: la de las portadas, las revistas y los argumentos de videojuegos que nos retrotraen a nuestras gloriosas tardes a la salida del colegio con un Spectrum 48K, un Amstrad CPC 464 (monitor fósforo verde, claro), un Commodore 64K o un MSX-2.
Este mes, el programa de mi podcast Talk to Him está dedicado a la banda británica Suede; concretamente a su fascinante universo de caras B. Hoy día con la fragmentación y cambio que ha sufrido la escucha musical, es difícil que los artistas presten una especial atención al formato single y a las canciones que lo acompañan. Sin embargo, durante décadas esto no ha sido así: han sido muchísimos músicos los que han puesto todo su cariño y atención en las caras B de su obra, incluso, en algunos casos, más si cabe que en su obra titular, por llamarla de alguna forma.
The Cure, Depeche Mode, The Smashing Pumpkins, The Smiths, Pearl Jam...son infinidad los grupos que han aportado un conjunto fascinante de caras b al recorrido musical de mis días. Sin embargo, en esta ocasión los protagonistas serán Suede. Un recorrido cronológico por su carrera, repleta de talento, enfrentamientos y afán de superación en busca de la canción más bella, emocionante y perfecta.
Os dejo con una de las cartas más íntimas y personales escritas por Him. Que disfrutéis de su lectura sonora.
Si queréis un primer acercamiento a sus Caras B, además del programa, no dejéis de escuchar su maravilloso recopilatorio Sci-Fi Lullabies, el cual compila probablemente las mayores joyas de este universo.
Este mes de septiembre, mi podcast musical Talk to Him quiere hacer un homenaje especial a los discos de debut más importantes que he escuchado a lo largo de mi vida. Por supuesto, como en todo lo que hago, lo más importante es el enfoque personal y la importancia sentimental que estos trabajos tienen para mí, independientemente de su propio valor artístico, el cual pienso también es incuestionable.
Muchas veces he debatido en torno a la importancia de las óperas primas artísticas. Para mí son capitales, ya que representan todo el esfuerzo, talento e ilusión por parte de un conjunto de personas por lograr plasmar su arte en algo concreto. Además, cuentan con ese aliciente de vértigo e incertidumbre que causa el hecho de no saber si volverán a poder publicar algo más mientras sigan vivas.
Debido a este aliciente envenenado, considero que los artistas vuelcan en ellas lo mejor de sí mismos, si bien es cierto que en muchas ocasiones -las más, pienso- los auténticos músicos fuera de serie irán puliendo su trabajo a lo largo del tiempo, esculpiendo obras más refinadas y mas personales; pero una cosa está clara: la inocencia, el empuje y la pasión que un artista pone la primera vez que se embarca en la aventura de la creación me resulta difícil de superar posteriormente.
Pues sin más que añadir, os dejo con el podcast dedicado al listado de los 15 discos de debut más importantes de mi vida; como siempre suelo hacer en un comeback, del 15 al 1. Huelga decir que con lo voluble que son nuestras emociones -y, paradójicamente, tan adheridas al fondo de nuestras entrañas- este listado pudiera sufrir variaciones de un día para otro, si bien lo que es indiscutible y permanecerá inalterable es el valor fundamental en la construcción de mi persona de todos estos discos. Espero lo disfrutéis.
Todo tiene su principio. Nirvana con su formación primitiva como cuarteto tocando en junio de 1989 en Rhino Records. Todo un documento audiovisual.
Este mes de agosto, mi podcast musical Talk to Him adquiere un formato distinto. Aprovechando las vacaciones, el calor veraniego, una época de retiro y recapitulación, por una vez, el hilo conductor del programa no será un estilo musical, un artista o una lista sobre algún aspecto musical concreto, sino una playlist encadenada de canciones la cual considero -por decirlo de una forma convencional y que se entienda en su amplio sentido-"veraniega".
Sin embargo, es mucho más: es un viaje, un viaje sonoro al fondo de un transcurrir vital; una búsqueda de uno mismo desde la nostalgia al deseo, del pasado al futuro, de la melancolía al anhelo...os invito a que lo descubráis durante casi dos horas; más allá de la metáfora velada de todo ello, cualquiera podrá encontrarse con un conjunto de canciones estimulante y vivificador.
Cuando llega el verano, una época del año realmente difícil de sobrellevar si no es haciendo aquello que uno quiere, desconectado de obligaciones absurdas y del desfile de cutrerío, ordinariez y estupideces varias implícitas a la estación, una de las cosas que más me complace es dejarme llevar por las sonoridades del stoner rock.
Los fans sabrán perfectamente qué es el stoner; ese rock huraño y difuminado, en su mayoría lento y de afinación grave, heredero del universo Black Sabbath, que tuvo su nacimiento en Palm Spring (California) a principios de la década de los 90 y que, posteriormente, ha sido exportado a todos los rincones del mundo.
Pues bien, aprovechando los calores estivales mi podcast Talk To Him rinde un homenaje al género. Me he centrado en sus orígenes, grandes popes y posterior difusión en su vertiente más rockera y psicodélica; en cierta forma la menos enrevesada y la más directa, obviando aquella que tira a sonoridades más metálicas y extremas.
Momento de sentir la autopista, la arena, el sol, las palmeras, la libertad en forma de un recorrido apabullante, donde los temas se suceden sin cuartel en una huida hacia delante, como todas aquellas que nos proporcionan un destino o un espejismo desértico. Sea la que sea, creámosla durante dos horas.
Si os gusta el programa, podéis suscribiros al podcast y dar me gusta en Ivoox con la finalidad de dar difusión al programa y de que pueda llegar a nuevos oyentes. Os estaré agradecido.
Para terminar, os dejo un videoclip de una de las incendiarias actuaciones de Queens of the Stone Age en su etapa más peligrosa y amenazante, con Mark Lanegan y Dave Grohl metidos hasta el fondo en la aventura.
QOTSA: "Song for the dead", el delirio lisérgico más intenso
Si existe un género musical sobre el que proliferan los prejuicios, este no es otro que la electrónica. No se sabe muy bien por qué, la visión desde fuera que existe de una de las escenas -si no la más- ricas estilísticamente es la de encontrarnos ante un tipo de música poco elaborada, de consumo rápido y con audiencias de dudoso calado emocional o intelectual.
Como todo prejuicio, esta visión está repleta de imprecisión. Tampoco le falta verdad en tanto en cuanto la electrónica, como cualquier otro género musical, ya sea o no popular, dispone de obras y artistas referenciales y de mucho lastre que degenera el conjunto.
Pues bien, este mes mi podcast musical Talk to Him quiere rendir homenaje a la electrónica titulándose la carta irónicamente "Techno para listos", etiqueta que no deja de ser elitista a la par que paródica.
En él pretendo hacer un recorrido por las distintas perspectivas y enfoques de una música tan válida, disfrutable y trascendente como el resto. También pretende ser un recorrido por la nostalgia de una época en la que la electrónica imperante parecía querer anunciar de forma algo ilusa y satírica "el fin del rock".
Aquí podéis escucharlo o descargarlo ¡No os lo perdáis!
Y si os gusta, no os olvidéis suscribir al podcast y dar me gusta en Ivoox con la finalidad de dar difusión al programa y de que pueda llegar a más gente. Os estaré muy agradecido.
Como colofón, os dejo el espectacular vídeo que Chris Cunningham realizó para el "Africa Shox" de Leftfield, una de las más asombrosas proezas audiovisuales en el mundo del videoclip.
El podcast publicado este mes con Talk to Him trata sobre el movimiento Riot Grrrl y, por extensión, sobre el papel de la mujer en el mundo del rock.
En estos tiempos en los que se destila de forma exagerada dentro del universo musical el rol de mujer bonita, frágil y con tendencia a sufrir por las vejaciones o sinsabores que la vida o el género masculino le proporciona -Lana del Rey, Amy Winehouse...-, es más que necesario reivindicar un movimiento como lo es el Riot Grrrl, surgido en los años 90's, cuyo fin no era otro que poner en el lugar que correspondía la figura de la mujer como elemento fundamental en el desarrollo del rock y cualesquiera de los ámbitos artísticos y sociales, por añadidura.
No hay que olvidar que el rock desde sus inicios tuvo un fuerte componente falocrático, con lo que este movimiento, así como sus precedentes históricos, su repercusión y sus ejemplos actuales requieren a ultranza su difusión y su defensa. Espero que disfrutéis el recorrido.
Os dejo, además, la legendaria actuación en los Brit Awards de 1994 protagonizada por dos de los estandartes musicales femeninos de los últimos 25 años, Björk y PJ Harvey, interpretando el "I can't get no satisfaction de los Rolling Stones. Imposible decidir cuál de las dos está más grande.
Este mes de abril mi podcast musical Talk to Him hace una parada en un país extraordinariamente rico y variado en cuanto a propuestas musicales: Suecia.
De vez en cuando había comentado con amigos, al hilo de mencionar un artista o una banda, la cantidad de nombres interesantes en Suecia, independientemente del estilo. Y así, poco a poco, se fue fraguando en mi cabeza la idea de dedicarle un programa por completo a la música de este país.
Esto que vas a escuchar a continuación es el resultado: dos horas y media de trayecto, haciendo un recorrido por todos los rincones del espectro musical sueco. Desde la nostalgia infantil de los primeros descubrimientos musicales y recuerdos, pasando por el pop independiente, la electrónica, el folk, el rock alternativo 90's o los sonidos más extremos. Espero lo disfrutes. El billete está listo para hacerte viajar a través de tus oídos.
Entre las múltiples paradas que realizaremos, os adelanto una: la inquieta, enigmática y magnética propuesta de iamamiwhoami, de la que ya hablé hace unos años en este mismo blog(leer aquí).
Hace ya algún tiempo escribí un artículo acerca del Blackgaze (Puedes leerlo aquí). En él ya debatía sobre lo acertado o no de esa etiqueta, o de si nos encontrábamos ante el enésimo hype musical o realmente existían bandas, artistas y discos con la suficiente calidad, emoción y trascendencia para hablar de algo más que de un simple movimiento que aunara black metal con shoegaze.
En esta ocasión, a través de mi podcast radiofónico Talk to Him, me encargo durante dos horas de justificar la impronta y el calado de un pequeño olimpo de dioses adscritos de una manera u otra al Blackgaze. No dejéis de escucharlo y descubrir sonoridades capaces de fundir la belleza más inmaculada con la desolación más inimaginable. Bienvenidos al bosque más impenetrable.
Por cierto, si algún incauto ha pensado que el Blackgaze pudiera tener sus horas contadas, este año 2016 ya tenemos sorpresas tan maravillosas como la que os presento en el siguiente youtube. Se trata de Violet Cold, una suerte de blackgaze instrumental onírico y evocador en grado sumo. Su nuevo disco, Magic Night, es ya uno de los momentos a retener para siempre del presente ejercicio musical.
Mi podcast Talk to Himrinde homenajeeste mes de febrero a una de las mayores fiebres musicales underground hoy día: la synthwave o retrowave.
Este movimiento musical bebe sus fuentes de la cultura audiovisual 80's más molona: películas, videojuegos, fanzines y estéticas retro, pero con un carácter sonoro y planteamiento contemporáneo. De esta forma, nostálgicos y público más joven convergen en torno a un sonido basado en el uso de sintetizadores analógicos aderezado con luces de neón, pixels de 8 bits y demás parafernalia afín.
Drive: el producto audiovisual más popular del fenómeno synthwave
El programa pretende ser una panorámica general desde fenómenos como la película Drive y el corto más reciente Kung-Fury, ambos con dos bandas sonoras reveladoras, hasta sumergirnos en artistas, sellos, trabajos y explotation synthwave variada.
Como viene siendo habitual desde el año 2.000, me dedico a recopilar los mejores discos a través de mis incursiones por las ondas. Anteriormente, lo realicé durante 15 años en el programa de radio alternativo La Parada de los Monstruos y este año lo hago debutando con mi nuevo podcast Talk to Him. A continuación, tenéis el enlace a ambos programas. Espero lo disfrutéis.
Contenido: los mejores discos del 20 al 11, un repaso a todos los números 1 de la lista desde el año 2000, los 10 mejores directos del año y, como novedad, el premio miscelánea 2015.
Contenido: los mejores discos del 10 al 1, las decepciones musicales del año, las menciones de honor a trabajos que han quedado fuera de la lista, el premio al mejor EP del año y los lanzamientos discográficos más esperados para 2016.
Tengo el gusto de, tras quince años haciendo radio en el veterano programa La Parada de los Monstruos, presentaros mi nueva encarnación como presentador. Se trata de un podcast dedicado por y para la música: Talk to Him.
En este primer episodio piloto, he querido realizar un homenaje al disco que cambió mi vida, Ten, de Pearl Jam. Espero lo disfrutéis.
Me resulta difícil hablar de Standstill separando de ello mi trayectoria vital. Mis grandes satisfacciones y sinsabores existenciales han tenido su música como banda sonora permanente. Por ello, la noticia de su separación -o parón indefinido, según sus palabras- ha sido un jarro de agua fría.
No obstante, las declaraciones de Enric Montefusco y el comunicado de la banda al respecto han sido de una sinceridad y de una coherencia monstruosas; tales, que tiraban de espaldas y justificaban lúcida e inequívocamente tal decisión. Ojalá todos supiéramos sabernos retirar a tiempo con el mismo brío e intención con los que intentamos empezar las cosas.
Esta visita a la capital suponía un adiós que prometía emoción, encuentros interiores y un enfrentamiento claro y directo con uno mismo. Eso es lo que ofrece Dentro de la luz (13) y su correspondiente espectáculo escénico, Cénit, el cual los catalanes venían a presentar, una ocasión única para la introspección carnal más reflexiva y valiente.
Hablo en condicional porque varios hechos truncaron lo que debiera haber sido la presentación al uso de Cénit: problemas con los proyectores, problemas físicos de algunos de sus miembros y, sobre todo, el hecho de que este concierto fuera a suponer el final de la banda como tal sobre las tablas -a excepción del futuro tributo en Apolo a su etapa B-Core primitiva-.
Esto hizo confluir lo que era un espectáculo íntimo, difícil y apasionante en su digestión -como lo es su último disco- con lo que debiera ser una celebración repaso a sus grandes canciones más conocidas. A mi juicio, la mezcla de ambas facetas salió descompensada, coja y desorientadora. No, desgraciadamente no podemos decir que fuera un concierto memorable. Lo sabemos. Lo saben.
Los temas de Cénit sonaron, curiosamente, muy bonitos y lustrosos, si bien ya es casualidad que mis dos canciones preferidas, y sin duda las de mayor calado emocional de Dentro de la Luz, fueran omitidas: "Puedo pedir" y "Si vieras". Aún así, y ciertamente jodido porque era la primera vez que escucharía esas dos letras ante mí en vivo, el resto de temas acompañados de láser, humo y juegos de luces otorgaron cierta aura de réquiem purificador.
No tan bien paradas salieron las canciones repaso a su carrera desde ese punto de inflexión, a la larga revelador e imprescindible, que fue su disco homónimo publicado en 2004. En parte, esto fue debido a una frialdad y a un distanciamiento palpables entre los miembros de la banda, pese a lo conmovidos que estaban cada uno de ellos individualmente. Hay que reconocerlo: Standstill parecían una banda herida de muerte en cuanto a química entre sus miembros y las continuas arengas a pasarlo bien, cantar y bailar de Enric no hacían otra cosa que acrecentar una atmósfera turbia.
Pero, por encima, estaban sus canciones y su recuerdo. Y su indispensable presencia en mi vida, algo que tuvieron, tienen y tendrán dentro de mi corazón; algo que me ha permitido explicar lo que es sentirse parte de su comunidad emocional universalmente presentada en ese retablo de la lucha cotidiana de un ciudadano cualquiera que es Vivalaguerra (06) y su inmortal gira, haber padecido y superado grandes baches personales a través de obras tan indiscutiblemente personales y arriesgadas como Adelante Bonaparte (10) y poder contar lo que suponen para mí, e, incluso, poder preguntar a su principal compositor lo que suponen para él a través de entrevistas.
Esos pequeños acercamientos a su mundo, y tener la suerte de deshojarlos bajo mi prisma para los demás, es un pequeño privilegio, quizá algo mundano, pero que me llevaré a la tumba, lo mismo que me llevaré sus caras despidiéndose de un público entregado y suplicante por que volvieran tras dos bises indicando que "les echaban" literalmente de la sala mientras todos gritábamos desde abajo "Sí se puede" antes de que los dueños de la sala pusieran música de ambiente y se plegaran instrumentos y montajes. Puro espíritu de los tiempos.
No, no diré las canciones que sonaron mal, desangeladas o fuera de contexto. No lo merezco recordar, no lo merezco expresar y no lo merece una banda que me dio tanto. Prefiero quedarme con la fuerza infinita que siempre transmitió en directo "La mirada de los mil metros", el angustioso cántico de "Feliz en tu día", la celebración inmortal -y tan doliente en un día como ayer- de "1,2,3, Sol" o la recurrida y extrañamente bella "Cuando".
Y sí, a medio gas, deshilachados y con la herida abierta demostraron que el hueco dejado por la coherencia, la fe en un proyecto y la valentía del que cree en el valor de lo que hace es de un tamaño descomunal, más en estos tiempos; un auténtico agujero negro al que da pavor mirar. Hoy, más que nunca, también somos, fundamentalmente, aquello que perdemos.
Standstill presentando en C33 su disco VivaLaGuerra.
"Sin música, la vida sería un error." (Friedrich Nietzsche).
Si hay algo en este mundo que nunca abandonaré, o una deuda que no podré pagar, ésa será con la música. La certeza de su compañía es la única que aseguro a mi lado hasta mi propia muerte. Hoy quiero dedicarle unas palabras a un arte que, por muy alejado de los paradigmas psicológicos pudiera sonar, me resulta una necesidad en toda regla para seguir viviendo. Bajo mi punto de vista, la música es el arte más superior porque su capacidad de emoción y evocación la concretan las percepciones del receptor en grado máximo. Sin ella, la existencia sería puro esbozo.
La música es la extensión de la vida que no vives, tiene el asombroso poder de hacerte creer ser quien no eres. La música es a los recuerdos lo que la ilusión a la vida. Hablar de música, para quien la ama sobre todas las cosas, es algo inevitable; es más, no me cabe duda de que las personas que recurren a conversaciones sobre ella, me son del todo adictivas. Sin importar géneros, preferencias o cualquier otra consideración al respecto, amar la música te hace cómplice de aquellos que la sienten y padecen igual; es como si compartiésemos un inmenso mismo corazón, por supuesto, con todas las diferencias y matices propios de la escucha de cada cual. No cabe duda de que la música es el lenguaje universal de las emociones; una arquitectura perfecta sobre la cual elevarlas al infinito. La música perfila sensaciones que ni el propio razonamiento humano alcanza a describir con un mínimo de destreza. Es, en definitiva, lo más bonito que puede pasarnos.
Para sus fieles amantes, la única forma verdadera de escuchar y de sentir la música es hacerlo como un fin en sí mismo, nunca como acompañamiento de otra actividad; además, la música más especial se reserva para escucharla en soledad siempre. En ese colectivo innumerable que la requiere casi constantemente, existe una conectividad tal que nos hace palpables a distancia, tendiendo puentes que unen distancias infranqueables; su vehículo de traslación, eventualmente omnipotente, nos acerca a nuestros semejantes y nos convierte, a su vez, en el propio territorio cambiante de su tránsito. Somos su hábitat y ella el fenómeno atmosférico voluntario que termina por darle una apariencia propia.
Para los que así la entendemos, no basta el tópico de que la música es la banda sonora de nuestras vidas; al revés: nuestra vida es la banda sonora de ella.Vivir sin música es la mayor abominación humana que alguien pueda cometer, es morir con más convicción. Trascurrir día a día, aceptar sinsabores, la incomprensión que nos rodea, es el ruido de nuestra existencia que se vence cuando irrumpe valiente. Pareciera como si no estuviera en nuestra propia mano el sentir algo tan especial por ella, como si, realmente, debiéramos sentirnos privilegiados por el hecho de que sea la música la que nos ame a nosotros, nos embellezca y, en definitiva, nos elija. Nos sentimos usados por ella y nos gusta. Resulta milagroso que, con todos los tumbos, giros e imprevistos que protagonizamos, sea esencialmente su amparo el que nos siga entendiendo. Atiende cuidadosamente mientras fluye en nuestros oídos siendo, en no pocas ocasiones, la respuesta a todas las preguntas. Sin embargo, cabe indicar que, a pesar de alojarnos en su seno, irónicamente, le sobramos todos.
La música es lo más cercano a la magia que ha creado el ser humano. Como diría un mago, nunca llega pronto o tarde, siempre llega en el momento adecuado; su muestra de fidelidad no conoce límite y su poder sanador se me antoja inagotable. En ocasiones, la música hace por nosotros aquello que los demás ni saben, ni pueden. A través de la nostalgia y de la melancolía, encuentra una de sus líneas de fuga predilectas: revivir cualquier tipo de sensación desaparecida a través de la música, es un ejercicio de dulce masoquismo. Seguros a su salvaguarda, es el único refugio inexpugnable; un refugio que, en ocasiones, puede ser compartido: recuerdo cuando no hacía falta más que otro par de ojos a mi lado mirando el techo en silencio mientras su sonido lo inundaba todo.
La música, a través de su evocador sentido, nos engaña y nosotros nos dejamos; por sí misma no cambia nada, es la mentira afable a través de la cual hacer fluir nuestras emociones deseando, anhelando o cauterizando el sufrimiento. La música, ciertamente, no arregla nada; pero, al menos, embellece todo lo que está estropeado, empezando por nosotros mismos. Es incapaz de conseguir imposibles, pero, sin embargo, nada tiene un poder transformador de tu mundo más efímero y absoluto a la vez que escuchar música.
Su distorsión consentida de la que hablamos, también puede ser utilizada como arma arrojadiza perfecta, para maniatar un corazón o para sugestionar una mente; también para torturarlos y someterlos a la filigrana de su juicio. También sabe jugar con las variables espacio-temporales, tiene la capacidad de jugar con el tiempo y el espacio, alejando lo cercano y acercando lo lejano.
Su celebración está plena de rituales: desde el más inmediato de elegirla para un determinado momento, pasando por el de imaginar la vida de las personas a través de la música que aman o por el de escuchar los propios secretos que guardamos, hasta llegar al de conocer nueva música. Indagar en su inabarcable universo, sigue siendo una de las tareas que más ennoblece y emociona nuestras almas desgastadas por el paso del tiempo. En ese sentido, es como si existiera un compromiso vitalicio con ella, una unión indisoluble con la música que te invade.
Cabe hablar de puntos negros. Como todo lo imprescindible para aquellas almas afines a su encanto, debe existir -al igual que en el resto de disciplinas artísticas- "música" susceptible de interesar y cubrir las necesidades de aquellos que, por mucho que se empeñen en afirmarlo a los cuatro vientos, jamás entenderán su trascendencia y naturaleza celestial. Esos que catalogan a la música como entretenimiento, también entran aquí. A ellos van dirigidos artefactos que podríamos catalogar sin más como insultos a la inteligencia humana. Exagerando, si se me permite, su consumo va destinado a seres que no cumplen los requisitos mínimos para ser considerados personas. Otros perdidos en su océano, son aquellos que se limitan a catalogar la música como buena o mala exclusivamente por su género; en este caso, es obvio: no tienen idea de lo que hablan ni les gusta lo suficiente.
No demoremos más su llegada, emprendamos una jornada más del viaje a través de nuestro medio de teletransporte predilecto; un viaje que no conoce fin, que no requiere ni billete, ni destino. Y si en el trayecto olvidaste dónde fueron esos pedazos de ti, la música te los devolverá mientras suene. Tampoco olvides detenerte mínimamente ante su postal más sugerente: la de la marea subiendo en tus propios ojos.
A su abrigo, el mundo se congela para observar con detenimiento la majestuosidad de su desmoronamiento.
A lo largo de su trayectoria, Nacho Vegas ha ido mutando poco a poco a través de cambios que, manteniendo su esencia, iban resituando -nunca mejor dicho- su perspectiva y su discurso musical a través del cual manifestarla.
En el plano estrictamente formal, las canciones se han ido desprendiendo de espesor brumoso para ir ganando en sencillez templada. Esto se hizo del todo evidente con La zona sucia (11). Con Resituación (14), hay una cierta vuelta atrás. Algunos temas suenan más armados, pero en cualquier caso, parece claro que un regreso al manierismo de Cajas de música difíciles de parar (03), o a más recientes ejercicios de catarsis coyuntural como El manifiesto desastre (08) (leer aquí su importancia para el que escribe), se antojan harto improbables. Y esto no es que sea bueno o malo en sí mismo, dependerá de las preferencias de cada cual, más bien hablo de algo evidente.
En el plano lírico, por otra parte, el nuevo trabajo del asturiano presenta un notable estado de forma. Tras una aparente sencillez, las letras sugieren formidablemente; detrás de cada verso elegido con precisión e inteligencia, hay múltiples destellos sutiles a descubrir a cada escucha. Me gusta pensar en Resituación como uno de esos discos de libreto en mano, leyendo una y otra vez sus letras, captando los detalles que se escapan y apreciando el recorrido de cada palabra.
El infierno y el cielo personales, sus paseos por ambos estados, si bien desde el principio fueron universales y proyectados con una intención integradora, donde cada cual los transitara a su antojo, se vertebran más que nunca a través de un discurso colectivo interdependiente con el que hacer frente común a la adversidad política, económica y social que nos golpea duro cada día.
Un buen ejemplo de estos aspectos fue el adelanto de "Actores poco memorables", un tema que describe distintos personajes reconocibles dentro del contexto arisco y desagradecido con todos en el que vivimos, tratados con acidez, condescendencia y compasión. La canción suena con cuerpo y sus apuntes son certeros e inteligentes. Una canción inagotable y con autonomía.
Regresa, a las formas de su ya lejano Actos Inexplicables (01), un tema instrumental para abrir el disco -que ya presentó en su ciclo de conciertos dedicado al cineasta Mike Leigh-, "Indefensos", sonando frágil, grave y emocionante. Sus bellos arreglos viran finalmente hacia una apuntada distorsión, indicador de que algo está cambiando y que ya es del todo insostenible.
Tan insostenible como, con otro registro, suena "Polvorado" (Polvo somos, lo sabemos, y en pólvora nos convertiremos), con un uso de coros y tempo animado que recuerda la costumbre reciente de Nacho de contar lo más terrible de una forma ligera y directa, recurso que nos descolocaba al principio, pero al que actualmente ya estamos inevitablemente acostumbrados. A través de exotismo tropical con "Libertaria song" y de intimismo -rebajado de amenaza, una vez más, con el uso de coros- con "Runrún" (Eres un gato observando el horror, hay quien te mira y se frota las manos. Los otros evitan la conversación y hay algunos que se tiran desde el balcón), también lo hace. Es como si el gijonés, cuanto más sacara el estilete para diseccionar con la pluma a una sociedad podrida, menos trascendencia grave quisiera dar a esas canciones en el plano musical.
Ante un mundo globalizado, disperso y terriblemente anónimo, Resituación es también un disco de personajes y de entornos concretos, locales y con enjundia. Para empezar, el geográfico, con Gijón como personaje colectivo que levanta sus brazos malheridos para reconstruirse a través de la denuncia de sus miserias fruto de la reconversión industrial, de la nostalgia cauterizadora y de la toma de conciencia común.
"Ciudad vampira", inspirada en el "Devil town" del imprescindible imaginario de Daniel Johnston, es el retrato de una ciudad triste, pero con los mimbres necesarios para salir de la desolación y repararla a través de dicha toma de conciencia colectiva. Gijón surge también con la inevitable nostalgia de la bonita "Luz de agosto en Gijón", la canción más íntima y emocionante de este trabajo, una especie de interludio más personal en un disco donde el nosotros está más presente que nunca.
Dos artistas norteños son reivindicados desde la admiración y el cariño en dos de las mejores canciones del lote; la cantautora Lorena Álvarez, en "Rapaza de San Antolín" una bonita postal costumbrista, descrita con providencial viveza: uno parece estar al lado de Nachín dispuesto a verla actuar embriagado por cada sentido.
Y, por otro lado, Adolfo P. Suárez, autor de la portada de su anterior largo, en "Adolfo suicide", musculado corte moderadamente desbocado que narra una existencia en los límites del peligro, del autoengaño y del resto de recursos que uno emplea para encontrarse a sí mismo.
Cerrando el minutaje, tenemos, por un lado, "Un día usted morirá", también de mis preferidas, brutal retrato del egoísmo y desinterés más despreciables (Hay una niña judía dibujando sobre un misil corazones enlazados que más tarde estallarán cerca de allí, llevándose por delante a una madre y a su bebé. No se apuren, no eran de los nuestros, todo sigue yendo bien), tema animado y rítmico, ensuciado con precisión por apuntes distorsionados
Por otro lado, y curiosamente, el disco termina con uno de sus acostumbrados ejercicios narrativos de antaño, "La vida manca", un viaje onírico en el que se dan cita los desahucios, la policía, la guardia civil y hasta el cadáver de Miguel Bosé en una piscina observado por Víctor y Ana. Jugosa en lo lírico y desorientadora en lo musical, personalmente, no la hubiera elegido como cierre.
Concluir que Resituación es un paso más en la carrera de Nacho Vegas que destila, ante todo, heterogeneidad, compromiso y necesidad.
Con Nacho Vegas, no se entrevista a un músico, se habla con una persona. Y es que, en estos tiempos convulsos y deshumanizados, no existe mayor virtud que ser persona.
Con motivo de la publicación de Resituación (14), tuve la suerte de compartir cervezas y conversación con el asturiano, una charla que fluyó en torno a la consciencia personal y a la conciencia colectiva, eje que vertebra el difícil equilibrio entre el yo-individuo y el yo-mundo.
Tus seguidores estábamos acostumbrados a ver nuevo material tuyo prácticamente cada año; desde la publicación de Cómo hacer crac en 2011, no teníamos nada nuevo. ¿A qué se ha debido este mayor lapso de tiempo hasta llegar a Resituación (14)?.
Es verdad, yo también lo pensé mucho y no me lo habían preguntado hasta ahora. Tiene que ver con que, después de la gira de La zona Sucia (11) y de Cómo hacer crac (11), habíamos tocado más que nunca y eso me agotó un poco. Me quise tomar un tiempo, no sé, tuve mi momento de crisis. Empezaba a ponerme nervioso en los conciertos, a no disfrutarlos. Encima, estar de gira te impide hacer canciones nuevas, al menos a mí. Paradójicamente, cuanto mejor te va, es cuanto menos tiempo tienes para hacer material nuevo. Decidí parar. Enseguida empezaron a surgir después, pero sí que tuve un poco de miedo de decir "no voy a hacer más canciones".
Tras algunas escuchas de Resituación, la palabra que me viene a la cabeza para definirlo es necesario, sobre todo en estos tiempos de expolio por parte de los distintos poderes en cuyas manos estamos. ¿Piensas que existe una deuda en los artistas independientes de los 90´s de influencia anglosajona, quizá algo más alejados de la realidad en su momento, que provoca denunciar esta situación o es algo que surge desde dentro?
Una cosa no quita la otra. La urgencia de la realidad es mucha ahora, pero en los 90´s también existía, no se vivía precisamente de puta madre. Quizá no había esa necesidad tan perentoria. Han pasado los suficientes años para poder verlo con perspectiva y cierta autocrítica. No tanto por haber mirado hacia otro lado, en ese momento ya me sentía muy próximo al colectivo Ladinamo, una especie de oasis en Madrid, ahora hay mucho más movimiento colectivo; pero sí por haber perdido la oportunidad de haber creado una escena que fuera una alternativa de verdad al mainstream con una colaboración entre los distintos sellos, promotores, etc. Esas batallas todavía las vivimos ahora y es una pena. En la música hay que cambiar muchísimo y tomar como ejemplo otros movimientos sociales.
El adelanto al disco, "Actores poco memorables", presenta una serie de estereotipos que se dan cita en esta gran farsa social: el conservadurismo rancio, los "progres" que viven bien, el servilismo, etc. Más allá de los grandes responsables de esta precariedad en la que andamos metidos a todos los niveles, ¿existe una parte de culpa en todos nosotros por esta situación alcanzada?
Hay una parte, pero no: en realidad hay un discurso hegemónico que lo que quiere hacer que creamos es que la responsabilidad es exclusivamente individual. Igual que el mérito de lograr algo, cuando en realidad para conseguir llegar a hacer cosas, hace falta siempre un colectivo.
El compromiso social hace años era visto por determinados colectivos cercanos a la música independiente como algo rancio, algo que devino en mero hedonismo. ¿Esto es algo que está cambiando?
El discurso de la transición nos vendió mucho el buen rollo y la modernidad mientras se reprimían fuertemente los conflictos laborales en los 80´s, existía una destrucción completa de tejido social, privatizaciones, etc. Y así hasta hoy. Mientras, se vendía que todo iba bien con distintos discursos: el buen rollo primero, la meritocracia después y, finalmente, con el "somos clase media". Cuestionar todo esto desde la música era visto como algo tabú. Afortunadamente, esto está cambiando, pero bueno, a mí me siguen acusando de panfletario ahora.
Al hilo de todo esto, pareciera como si no existiese la conciencia de clase, como si fuera algo desfasado, mientras muchos trataron de convertirse en los nuevos ricos.
Realmente, hubo un triunfo de la ética individualista fruto del capitalismo más salvaje que desmovilizara a la gente y que la hiciera perder esa conciencia de clase, que hablar de la lucha de clases fuera visto como un discurso de la vieja izquierda. Se inculcaba el poder aspirar a ser una clase media que no dejaba de estar instalada en el precariado y en las peores condiciones de clase trabajadora por mucho que presumiera de tener un determinado puesto. Y esto desmoviliza mucho. Ahora, tras haberse caído esto por su propio peso también, con todos los nuevos movimientos sociales, se está deslegitimando y dejando patente que la lucha de clases está más vigente que nunca y que la desigualdad ha crecido enormemente.
"Indefensos", el tema instrumental que abre tu nuevo trabajo a las formas de Actos Inexplicables (01), me hace pensar en la violencia, yo diría hasta explícita, que ejercen sobre nosotros políticos, banqueros y demás clase dominante. ¿Cómo se puede luchar contra ella?
Pues precisamente siendo conscientes de nuestra vulnerabilidad y de que si creemos que todo lo podemos hacer por nosotros mismos, vamos a estar más indefensos que nunca. Hay que tomar conciencia de lo común y auto-organizarnos luchando de esa manera. Somos seres interdependientes y, sin embargo, nos vendieron mucho eso de la autosuficiencia y que, de adultos, hay que buscar la independencia y ser libre, pero al final, estos conceptos perversos de libertad lo que hacen es encadenarnos mucho más.
Resituación es un disco con unas señas de identidad muy claras, muy adscrito a lo que es Gijón. El enclave geográfico en tus obras es evidente. ¿Podrías hacerme un paralelismo entre Madrid y Gijón, bajo mi punto de vista las ciudades más recurrentes en tu obra, diciendo qué cosas te aporta cada una y lo que cada una significa para tu obra?
Es una pregunta bastante difícil ésta. La ciudad está muy presente siempre. Y esas dos, más. Cada una con una visión muy diferente. En Gijón ocurrió algo que marcó mucho a mi generación. La gente de mi edad se tuvo que ir de Asturias. Quedamos cuatro porque no había trabajo. Eso provoco un vacío que impidió crear una escena cultural en una ciudad que tenía todo para tenerla. De esto hablo en "Ciudad vampira", de una ciudad triste que se puede reparar, pero en la que se ha creado mucho daño por efectos de la reconversión industrial de los 80´s. Para mí Gijón está expresada en esa ciudad. Y lo que ocurre en ella, sé que pasa en muchas ciudades parecidas. Paralelamente a esto, pude estar mucho en Madrid donde ocurría justo lo contrario, una especie de Torre de Babel donde se juntó gente que venía de provincias, gente desplazada de su sitio, huérfanos en una ciudad extraña donde buscarse una comunidad que le permitiera tener una raíz. Madrid siempre ha significado la oportunidad para mí que no podías tener en ciudades pequeñas como Gijón de hacer cosas en común alzando la voz.
Siguiendo con esas señas de identidad locales, en Resituación hay dos canciones dedicadas a artistas asturianos, por un lado "Rapaza de San Antolín" dedicada a la cantautora Lorena Álvarez y "Adolfo Suicide" dedicada a Adolfo P. Suárez. Cuéntame un poco cómo surgen ambas.
Bueno, son dos canciones de admiración, incluso la de Adolfo una canción de amor en cierto sentido. En ambos casos, tanto lo que hacen como su personalidad, son fascinantes. Son canciones con protagonistas muy claros, éste es un disco de personajes perdidos en su propia soledad, de muchos claroscuros, estas canciones son el contrapunto, la hipérbole de todo eso, los actores más memorables sin lugar a dudas.
Recuerdo haber leído de ti en una entrevista hace muchos años que eras una persona bastante mitómana con el mundo del rock, pero de una forma sarcástica, hasta llegar a ser desmitificadora. También me gusta la forma en que desmitificas tu figura, de la imagen que se crea desde fuera, como diciendo, "pero qué os pensáis los demás, si soy uno más".
Sí, sí, es un poco eso. Cuando empecé a hacer música se hablaba ya del malditismo y me parecía todo un poco absurdo y ridículo porque todos los malditos han sido siempre estrellas que vendían mucho. Te reías de ello un poco. Y aparte, me gusta mucho el rock y la literatura del rock, pero sus protagonistas siempre se te caen a lo mínimo que lees sobre ellos. Todo es bastante cutre y truculento, y eso precisamente es lo guay, porque si te crees de verdad todo esto, es muy peligroso, la mitificación y el excesivo culto a la personalidad, es uno de los mayores enemigos de la música que hay porque dejas de hacer cosas interesantes en cuanto levantas los pies de la tierra. Y esto es algo que no se critica lo bastante en el rock porque a todos nos gusta leer estas cosas truculentas.
La forma en que introduces el humor en la tragedia, frente a la solemnidad que otros profesan, me interesa mucho. Pienso que, detrás de una sonrisa, ocurren las cosas más terribles a veces.
Sí, el humor es una herramienta poderosa con la que enfrentarnos a las cosas más dramáticas. Pero también se puede utilizar de una forma más reaccionaria para esconderte de ellas y con una distancia que te permita ser cínico; y eso es un error en lo que otras generaciones cayeron abusando de este tipo de recursos. Pero yo lo utilizo de otra forma, claro.
Otra variable en tus canciones es la aparición de la soledad. Es un tema que me llama la atención. ¿De qué forma te marca la soledad al componer? Y, por otro lado, ¿qué faceta de la soledad te obsesiona más, la reconfortante y necesaria o la acechante?
La reconfortante es necesaria para todos a veces. En inglés se tiene "solitude" y "loneliness", en asturiano también existe esta distinción, aunque no se utiliza mucho; la primera sería un poco la elegida, y la otra la que implica desamparo. Ésa de no tener donde agarrarse y sentirse indefenso, es la que más me obsesiona y creo tiene una solución: ser consciente de nuestra vulnerabilidad y descubrir que somos seres interdependientes que nos necesitamos unos a otros. Por eso los personajes de mi último disco y de mi obra en general son personajes solitarios de este tipo.
Además, creo que los trato con bastante compasión. Por ejemplo, me da un poco de rabia con "Actores poco memorables" como estos personajes reconocibles y de trazo grueso de los que hablo con cariño, algunos me han dicho que hablo del típico facha y demás, y realmente no está siendo la visión del típico facha al que critico, está visto con cariño, la mirada a un tipo solitario que habla con su calcetín.
Quizá es más ácida la visión hacia los típicos progres que se arrepienten si no van a votar...
Pero es una mirada compasiva porque al final se siente un poco culpable...
Sí, pero en las conversaciones sociales es donde suelen sentirse culpables, para decírselo a los demás o buscar el perdón con ello...
Sí, sí, pero mi mirada es compasiva, que no te digo que esté exenta de cierta crítica y acidez, precisamente por eso llega a aparecer un personaje inspirado en mí.
Otra cosa que quería comentar contigo es el hecho de observar como según vamos envejeciendo, o discurriendo mejor dicho, cada vez estamos más cansados de nosotros mismos y, a la vez, aburridos de todo, una contraposición que me llama la atención. Tú, con respecto a la música, ¿es la forma en que huyes de estas amenazas?
Sí, probablemente la música sea una de las cosas que utilizo para ello. El título del disco, Resituación., el concepto es ése. Saber cambiar el foco, reaprender a ver el mundo de otra forma para no acabar cansado de ti mismo y de todo.
En la música, por ejemplo, Siempre he tratado de huir de algo que he escuchado mucho en otra gente, esto de "ya no escucho nada de rock", "ya nada me sorprende", basta con hacer el esfuerzo de resituarte para descubrir que cada vez tienes más música que no conoces, cuanto más envejeces, como decías tú, descubres más cosas que puedan emocionarte e ilusionarte de una forma como cuando tenías quince o veinte años y escuchabas música, pero para eso hay que hacer un esfuerzo diario de intentar, no sé, dejar que las cosas te emocionen, estar un poco abierto a que te entren y no encerrarte a ti mismo.
Pero, ¿cómo crees que se consigue esto? A mí a veces me dicen, "joder, es que parece que te estás obligando a hacer esto o aquello realmente". Esos empujones ¿se encuentran fuera de uno mismo o son pulsiones internas?
Depende de uno mismo, pero no veo malo obligarse a las cosas. Es verdad que esa emoción a la que apelamos está mucho más presente cuando eres más joven, más inocente. Al final, la mirada se endurece, estás más maleado, y es más difícil que las cosas te emocionen como antes. Entonces, hay que buscar obligarse. Es como cuando adquieres un compromiso con cualquier cosa de la vida con una relación, con tu trabajo, con la política. Para mi el compromiso es uno de los pilares fundamentales de la vida. Este compromiso exige hacer cosas que no querrías hacer, por eso es un compromiso, no una elección puramente personal. Esas cosas a las que te ves obligado a hacer sabes que son cosas necesarias para tener una existencia más sana y más abierta y al final que fluya más esa emoción.
Yo lo veo mucho en mis amigos que están empezando a tener hijos, es un compromiso muy radical, tomas conciencia de que tienes que desplazar la mirada de tu ombligo hacia otra persona. Nadie quiere cambiar pañales, pero lo haces por algo mucho más importante que tu insignificante existencia. Esta pulsión del compromiso la tenemos dentro, pero necesitamos que se proyecte hacia fuera para que otra mucha gente te agregue en ello. En el trabajo pasa lo mismo, que todo el mundo esté ilusionado para lo mismo, para que las cosas salgan bien.
Hablábamos antes de conciencia. Vamos a hablar ahora de consciencia. ¿Somos conscientes del mundo en que vivimos? Por desgracia en el día a día uno se encuentra con gente que tiene una inconsciencia completa de lo que está pasando, los típicos de "mientras sea a mi vecino al que le pase y no a mí"...
Absolutamente, sí, sí. Pero esto también se adquiere. A veces no sé cuál es el límite entre la consciencia y la conciencia. El discurso de "los seres humanos somos así", ese determinismo de toda va a ocurrir porque tiene que ocurrir me lo he encontrado mucho. Pero si alguien adquiere consciencia, es muy difícil que emprenda el camino de vuelta a la inconsciencia. Hay gente que parece que mira de recelo cuando alguien de repente adquiere esa consciencia como diciendo "mira, ahora que le tocan lo suyo, se da cuenta", pero bueno, si sucede esto, no está mal porque, de verdad, ya te digo que es difícil el camino de vuelta.
En otro orden de cosas, me gustaría saber si vas a participar en el nuevo trabajo de Xel Pereda con Lucas 15 y también cómo quedó en esta ocasión fuera de la Trama Asturiana que te acompaña musicalmente en tu nuevo disco.
Sí, la semana pasada presentamos en Gijón los nuevos temas. Cuando dejamos de tocar tras la gira de 2012, creo que Xel también acabó un poco agotado como yo. Él quería centrarse en el disco de Lucas 15 justo cuando yo quería arrancar con el nuevo y amistosamente dijimos "cada uno a lo suyo". Encontré a Joseba por suerte que es tan buen músico como él, con un estilo distinto, pero igual. Xel está grabando todo él para Lucas 15, salvo algunos arreglos de cuerda, y yo creo que cantaré en unos tres temas.
Quería comentarte también que aprecio en tu obra cómo paulatinamente el espesor dramático más formal, ha dado paso a otro espesor en el contenido universal y en la gravedad de la situación colectiva, en el problema social resumido en que estamos hechos polvo todos.
La verdad es que sí. Me lo dicen mucho. Incluso con críticas algo negativas en cuanto a la simplificación musical. Fui desplazando en las letras el hecho de que partieran todas del yo un poco al nosotros, a utilizar más la tercera persona lo que permitía quitar las capas de gravedad a las canciones, las melodías son menos retorcidas...
Es como si hubiera habido una transmutación del yo-individuo al yo-mundo...
Sí, ya a partir del segundo disco, desde los sentimientos íntimos y dolorosos ya pretendí que mi yo estuviera más en contacto con el mundo real siendo algo catártico. Las personas que surgen en mis discos viven en un mundo muy real. Nunca me interesó el amor en el sentido puramente romántico o las canciones escapistas, que me gustan mucho, pero yo nunca las cultivé, siempre he necesitado que la primera persona estuviera muy en contacto con la realidad.
"Actores pocos memorables", perfiles grises en un mundo turbio.
(Recupero para el blog mi crítica escrita originariamente en Muzikalia de la gira 2013 de The Appleseed cast a su paso por Madrid).
Una de las cosas que más asombra en esta vida es descubrir que, a pesar de los años, la capacidad de sorpresa aún surge en ocasiones. Y eso es lo que viví el pasado jueves en Madrid, en una noche que aunaba un triple cartel con los maravillosos The Appleseed Cast como protagonistas.
Estamos acostumbrados al sonido fabuloso de Moby Dick; tanto que no se me ocurre una mejor sala para conciertos reducidos en la capital. Pero esto fue de matrícula de honor: sonido limpio, penetrante y envolvente, de principio a fin, haciendo partícipe de él a las tres bandas.
Sólo eso ya es un seguro y un deleite para lograr introducirnos en el directo. Y el resto, y de qué forma, lo consiguieron unas formaciones que apelan a la emoción, algo que, por desgracia, está cayendo en desuso en unos tiempos que destilan una música tan preciosista como insultantemente vacía.
Bikes & Girls supusieron para mí una agradable sorpresa. Se trata de un proyecto madrileño que cuenta con miembros de Fira Fem y Jamie 4 President. Texturas de cálida nostalgia construidas a través de destellos electrónicos sintetizados y melodías orgánicas. Un aperitivo estimulante que nos dejó con ganas de más.
Con los italianos June Miller, cualquier atisbo de levedad se esfumó y la intensidad se adueñó del escenario. La perfección sonora alcanzó la excelencia con ellos y llenaron la sala sin resultar ampulosos, derrochando una sencillez prodigiosa y envidiable. Como mejor baza, sus preciosos pasajes instrumentales construidos a través de muros de guitarras que nos situaban ya muy cerca de The Appleseed Cast.
La banda que con todo merecimiento se ganó el calificativo de herederos del sonido de los insustituibles, por otro lado, Sunny Day Real Estate, llegaba para presentarnos su último trabajo, Illumination ritual (2013). Su midwest emo de los primeros trabajos ha ido mutando poco a poco en una propuesta más personal y con carácter que coquetea con el post rock o las estructuras rítmicas complejas.
Desde Peregrine (06), los desarrollos instrumentales han adquirido una importancia fundamental, si bien desde sus inicios ya existían claros ejemplos. Comenzaron centrados en su nuevo trabajo, del que sonaron extraordinarios sus mejores pasajes, "Cathedral rings", "30 Degrees 3 AM" y, especialmente, una brutal "Barrier islands (do we remain)". Hasta temas que en estudio no me dicen mucho como "Adriatic to Black Sea", ganaron mucho en vivo.
Pese a sonar un poco aceleradas algunas interpretaciones, un volumen demasiado alto - que ahogaba en ocasiones la voz de Christopher Crisci- y breves parones que sacaban un pelín del clímax musical, fue un concierto soberbio, con momentos a recordar entre los más estremecedor que he visto en un escenario.
Esos llegaron, como casi siempre ocurre, cuando echaron la vista al pasado y nuestros corazones se fueron con ella: "On reflection", "Fishing the sky" y "Steps and numbers" resultaron prodigiosas, milagros que exorcizaban la angustia que nos atenaza en estos tiempos tan ingratos. Como colofón, la inabarcable y ambiciosa "As the little things go", -cumbre sin paliativos de su irregular Sagarmatha (09)- y un bis crudo con Chris solo interpretando "Fight song", cerraron una velada mágica e irrepetible.