Y lo hace a través de la única banda capaz de conglomerar todas esas emociones con un disco irrepetible. Nos referimos a The Smashing Pumpkins y a su trabajo más sublime, el barroco Mellon Collie and the Infinite Sadness. Un recorrido por una etapa fascinante; un universo personal e intransferible llevado al extremo de los sentimientos.
Algo desmesurado para algunos y que, para aquellos y aquellas que llevamos bien dentro su significado, es sólo la punta del iceberg de una sensibilidad que nos acompañará hasta que dejemos este mundo. Una carta dedicada, fundamentalmente, a quienes sienten la tristeza más inevitable: la de haber sido un día felices.
Podría escribir muchísimas más cosas sobre esta banda y este disco, pero creo que ya hice un acercamiento lo suficientemente personal y emotivo como para recomendar su lectura en este mismo blog si deseáis profundizar más en este fragmento de corazón perdido en las espirales del tiempo y el espacio. Podéis hacerlo aquí.
Por cierto, si lo hacéis, os recomiendo prestar atención a los testimonios de los lectores que quisieron compartir sus vivencias y recuerdos asociados a este mapa ventricular de cruda realidad, encendidos sueños e inevitable tragedia.
Como extra final a esta entrada del blog, os dejo el concierto acústico grabado en 1996 en Madrid por Smashing Pumpkins, en plena gira Mellon Collie & The Infinite Sadness, coincidiendo con su paso por España, poco antes de la trágica muerte de su teclista Jonathan Melvoin y posterior expulsión de Jimmy Chamberlain de la banda. Disfrutad esta pequeña joya.
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