martes, 15 de marzo de 2011

Entrevista a Ainara Legardon (We once wished)

(Publicada originariamente para Muzikalia)

"He perdido la vergüenza para decir que no a cosas que no me interesan, la vergüenza que impide avanzar artísticamente, y la que impide moverse con libertad y serenidad en la vida"

Redactor: Raúl del Olmo
We Once Wished (11), el regreso de Ainara LeGardon, es una muestra del compromiso de una mujer con sus emociones; una radiografía del precio que el deseo y la resaca de su consecución -o su represión- causan en nosotros. Para descifrarla, Ainara abrió sus entrañas a Muzikalia.

Tras veinte años desde que te subiste a un escenario, ¿Qué queda y qué se ha marchado de esa inocente Ainara LeGardon en We once wished?
Algo de inocencia aún me queda, afortunadamente. El candor necesario para que a veces ciertas situaciones me sigan pillando desprevenida y causen en mí sorpresa y ganas de dejarme llevar. Me dejo seducir intensa y fugazmente por personas, personajes, cosas o situaciones, y trato de sacarle el mayor partido artístico y vital a ello.

Respecto a lo que se ha marchado, te diría que la vergüenza. La vergüenza para decir que no a cosas que no me interesan, la vergüenza que impide avanzar artísticamente, y la que impide moverse con libertad y serenidad en la vida.

We once wished cuenta con una urgencia y energía desatadas. ¿Es una reacción lógica al sonido retraído y angustiado de Forgive Me if I Don´t Come Home to Sleep Tonight?
Es más una reacción lógica al aburrimiento, el dolor y el desasosiego que viví durante el periodo de Forgive me if i don’t come home to sleep tonight. Aquel sonido angustiado, como tú dices, era fruto de mi estado de ánimo. Ahora estoy viviendo un momento muy fresco. Me encuentro con ganas de volver a soñar y de convertir esos sueños en realidad, a pesar de lo que eso conlleva.

También destaca su sonido agreste y eminentemente inflamado. ¿Existió en su concepción temor de cara a la acogida que pudiese tener entre un público acostumbrado a otra manera de desentramar la intensidad de tu música?
Al principio sí, me preocupaba en cierta manera debido al evidente giro estilístico que estaban tomando las composiciones. Sin embargo, era algo contra lo que no podía luchar, así que opté por lo de siempre: hacer música para mí, tal y como creo que debe ser hecha en cada momento, y quedarme todo lo satisfecha que puedo.

Siguiendo con tu nuevo enfoque, flotaba la incógnita de cómo una artista con unos referentes tan eléctricos no había hasta ahora mostrado todos los decibelios que pudiese. We once wished lo consigue. ¿Era una cuestión de confianza, de ánimo, resultó ser algo instintivo cuando lo hiciste?
Como digo, fue instintivo, y a la vez resultado de un estado de ánimo. Creo que no tuvo nada que ver con la confianza. De hecho, sin duda el disco anterior requiere mucha más confianza en una misma para encararlo.

¿No cansan tantas críticas positivas ante la salida de un nuevo trabajo? Si verdaderamente tanta gente echaba de menos la pulsión actual ¿por qué no lo comentaron antes cuando todo eran elogios a la intensidad contenida?
Seré sincera: las críticas buenas no cansan. Puedes tomártelas más o menos en serio, puedes compartirlas o no, pero se agradecen, sobre todo por lo que hablábamos al principio: este es un disco hecho (como todos mis trabajos) sin pensar más allá de lo que a mí me agrada y lo que mi cuerpo y mi corazón me piden hacer en cada momento. Parece ser que he comulgado con lo que el público y la crítica considera un acierto. Bien. Se agradece. El Forgive me… pasó más desapercibido, y sin embargo yo considero que es mi mejor disco, el más arriesgado y valiente, y el que más me hizo crecer como persona.

Sea como sea, yo seguiré trabajando, tratando de madurar a través de mi música. Algún día no comulgaré tanto con la crítica, ni con el público, pero seguiré siendo feliz y estando orgullosa de lo poco o mucho que consigo avanzar en la vida con cada disco.

¿Se adaptará tu cancionero en vivo a las necesidades de pulsión desatada actuales o las antiguas composiciones servirán de descompresión?
Ambas afirmaciones no son excluyentes. Disfruto sobremanera tocando los temas de We once wished, pero de igual modo dotando de una visión nueva a los antiguos, que como bien dices, sirven de válvula de escape.

Otra de las novedades que encontramos, es tu fichaje por el sello Aloud Music. Al margen de su elogiable postura acerca de la difusión de sus artistas, ¿te sientes cercana a alguna de las bandas que forman parte del sello? ¿Cuáles especialmente?
Me siento, en primer lugar, muy cercana a la persona de Sergio Picón. Me gustan sus ideas, su manera de ponerlas en práctica y el trato con las personas que le rodean. Nos conocemos desde el año 97, y mi cariño y confianza hacia él no hace más que crecer con el tiempo. No deja de meterme caña cuando ponemos en común nuestros pensamientos, pero siempre llegamos a un acuerdo en todo. Es cabal y serio, y eso siempre es de elogiar.

Quizá la banda que más me guste de Aloud es (lo:muêso), sin dejar de admirar a muchas otras por su frescura (Two dead cats, por ejemplo), o por el buen camino que se han conseguido labrar con esfuerzo (Nothink).

Nunca me canso de señalar el carácter aséptico y plano, exento de peligro en la mayor parte de lanzamientos musicales en los últimos tiempos. Desde luego tu posicionamiento está en las antípodas de ello. ¿Reivindicar el desnudo emocional, el grito, el hambre por vivir y sentir a pesar del precio que conlleve es para ti prácticamente un deber ético hacia tu persona?
Pues más o menos. Simplemente se trata de ser honesta con una misma. Todo lo que has mencionado lo aplico no sólo a la música, sino a mi vida en general.

Al hilo de ello, creo que hace dos décadas esa transmisión se conseguía mucho más. ¿Piensas que el carácter trascendente y existencialista del mensaje de muchos artistas de los 90´s ha hecho que en estos tiempos más superficiales a la hora de percibir el arte haya sido la causa por la que nunca se rememora esa época? Bueno, para empezar no estoy del todo de acuerdo en que actualmente corren tiempos más superficiales a la hora de percibir el arte. Esa percepción reside dentro de cada uno, y te aseguro que en lo que a mí respecta, estoy dejándome empapar más que nunca.

Siguiendo con lo del revival, yo creo que de un tiempo a esta parte sí que se está rememorando esa época de los 90. Grandes grupos de entonces han sacado excelentes discos el año pasado (por ejemplo Pearl Jam, Alice in Chains, o hace un par de años Eddie Vedder en solitario con Into the wild, por mencionar un trabajo con un mensaje de gran calado emocional).

Y por otro lado pienso que quizá también ese carácter trascendente estuviera dentro de nosotros mismos, que escuchábamos y vivíamos aquella música como si el acorde final de cada canción fuera el último que escucharíamos en nuestra vida.

Como tarjeta de presentación el vídeo de “Thirsty”, dirigido por Álvaro Sanz, me parece impecable e implacable. Es un gran trabajo. ¿Cómo surgió la idea de plasmar el sentido de la canción de esa forma tan violenta e impactante?
La sensación que me embargaba cuando compuse ese tema era así de impactante y casi violenta. Estaba sedienta de emociones que sabía que me iban a dejar una marca imborrable, no forzosamente positiva, y aún así estaba deseando vivirlas. Tiene mucho que ver con lo que has comentado antes del hambre por vivir y sentir, a pesar del precio que conlleve.

La idea de plasmarlo en imágenes de esa manera surgió en una conversación a tres bandas entre Hannot Mintegia, Álvaro Sanz y yo. Yo simplemente actué como nexo entre las ideas de ambos, y me dejé llevar…

Una artista inquieta como tú necesita, presumo, formas de expresar su creatividad y experiencias por distintos canales. ¿En qué otros proyectos musicales, o no musicales, vuelcas tu instinto? Desde hace un tiempo colaboro con Álvaro Sanz poniendo banda sonora a algunos de sus documentales y cortometrajes, el último de ellos Nieve de primavera, que podrá verse en Televisión Española en breve.

Actualmente también trabajo en el montaje del espectáculo de danza La quimera del ruido, aportando piezas musicales con la guitarra y también improvisando con la voz, de forma que me expreso con ésta de manera diferente según estén manipulando mi cuerpo en escena. Es muy interesante.

Y por último desde hace un tiempecillo ando metida en el mundo de la improvisación libre. Álvaro Barriuso (Dúo Cobra) y yo acabamos de montar un proyecto llamado Archipiel en el que jugamos con las voces y un eco de cinta analógico. En algunas piezas usamos pequeños textos, que por fin han encontrado (por lo menos en lo que a los míos respecta) la manera de salir a la luz y cobrar vida. Para mí trabajar con Álvaro supone una experiencia nueva y es un disfrute total.

Siguiendo un poco la iniciativa que hizo Aloud presentando una canción de We once wished cada día por su radio on- line, nos gustaría que, para terminar, nos analizaras tu propia creación y comentaras lo que se esconde detrás de cada tema en pocas palabras.
“You gave me”: dar, recibir, embarcarse en una aventura y vivir la magia de las casualidades que nos rodean, que probablemente no existan como tales.

”I left”: la retirada a tiempo, antes de causar daño.

”We once wished”: la realización en un sueño de un deseo inalcanzado.

”Hugs that won´t last”: el momento que inspiró la mayoría de las canciones del disco. Y una vez más, la retirada antes de la debacle.

”Reason”: las sensaciones contradictorias de no poder esperar y a la vez la de querer parar el tiempo. La de no poder hablar, pero desear gritar algo a los cuatro vientos.

”I am” : todo lo que he odiado a lo largo de mi vida, yace dentro de mí.

”Thirsty”: la sed de vivir emociones que pueden dejar su huella. La felicidad de la espera ante un momento que se sabe de antemano emocionante.

”Evil eyes”: Me miraste y no pude decir que no… me diste lo que estaba pidiendo a gritos.

“Before waking up”: la persona que me devolvió mis raíces y me enseñó un lugar en el que deseé quedarme para siempre.

”Make it mine forever”: la sensación de que de tanto recordar algo, lejos de fijar su imagen en tu mente, se va desdibujando. Y el saber que ya nunca más tendrás la oportunidad de contemplar de nuevo esa imagen para hacerla tuya para siempre.

Gracias, Ainara. Tu música es un bastión de integridad y arrojo.
Y tus palabras un lujo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario