viernes, 18 de octubre de 2013

Horizontes inabarcables: God is an Astronaut en directo.

Tras la oportunidad de disfrutar una vez más de las virtudes y emoción que transmiten en directo los irlandeses God is an astronaut, os dejo mis impresiones para rendir homenaje y justicia a una banda que merece mucho más. Acompañaron los madrileños Jardín de la Croix como teloneros.


(Escrito originariamente para la revista on-line Muzikalia).

Madrid aunó este mes de octubre en una misma velada una doble apelación no tan fácil de lograr: al corazón (God is an Astronaut) y al cerebro (Jardín de la Croix). Y eso fue posible porque ambas bandas cuentan con la capacidad de tocar la fibra y estimular ambos órganos -cada una en su propuesta- con extrema facilidad y pulso firme.

Abrieron fuego Jardín de la Croix. Su math rock virtuoso y contundente convenció desde el primer momento. Siendo especialmente agradecido este estilo para ser digerido en directo, la batería de ritmos y contratiempos trepidantes aunó eficacia y técnica. Es muy posible que sea la propuesta de rock instrumental más excitante de nuestro país junto a Toundra hoy día.


Esta era la tercera vez que veía a God is an astronaut en directo. Con cada disco desde el homónimo les he ido disfrutando a su paso por España. Presentaban en esta ocasión Origins (13), un trabajo de tremendo poder evocador y sensibilidad, con dosis moderadas de electricidad desbocada y tintes electrónicos.


Quizá lo que más llame la atención de primeras sea el uso distorsionado de la voz a las maneras que hicieron Mogwai desde su Happy songs for happy people (03), detalle éste que les remite en parte a los escoceses, pero que no debiera despistar y dejar pasar por alto las virtudes de un trabajo notable.


Confiados en el potencial de éste, abrieron el concierto con la bellísima expansión de "Weightless", su tema más delicado y maravilloso. Sonó estupendo y fue el mejor momento de Origins junto a la solemnidad de "The last march", el riff demoledor de "Calistoga" y, ya en el bis, la abrasión desatada de "Red moon lagoon".

Sus miradas al pasado se centraron en su obra magna, All is violent, all is bright (05), del que no faltaron temas inmortales como "Fragile", "Forever lost", "Fire flies and empty skies" o la reserva para el bis de "Suicide by a star". Sin embargo, el mejor momento de ese tratado imponente de post rock fue la durísima revisión de su tema titular.

Hermoso corto animado acompañando "Suicide by Star", uno de sus temas más intensos.

Entre las novedades que traían los irlandeses en vivo, cabe indicar la de un guitarrista de apoyo, lo que conseguía que, en algunas partes más intensas donde el teclista aferraba también las seis cuerdas, las canciones ganaran en cuerpo sustentadas por tres guitarras.

Para terminar, destacar la tremenda entrega demostrada por la banda, especialmente por la figura incombustible y fiera de unTorsten Kinsella en perfecta comunión con los fans más enfervorecidos de las primeras filas, alcanzando el cénit en otros dos rescates apoteósicos como lo fueron "Echoes" y un final convertido en una celebración orgiástica como pocas se recuerdan este año con "Route 666".

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