La fascinación por Oriente, y más concretamente por Japón, es algo que desde siempre ha embriagado el pensamiento occidental y ha producido innumerables ensayos sobre el país, sus gentes, su cultura y sus costumbres; ese concepto que conocemos como Orientalismo.
Aún recuerdo con cariño el regalo que recibí por parte de una amigo. Se trataba de El Crisantemo y la Espada, libro escrito por Ruth Benedict: un estudio sobre los patrones culturales nipones encargado a la antropóloga tras la ocupación estadounidense de Japón al finalizar la II Guerra Mundial. Si bien algunos postulados y visiones son presas de la coyuntura en que aparecen, otros muchos, gracias a su universalidad inmortal, permitían acercarse con criterio al modus operandi del país del Sol Naciente.
Desde la perspectiva del papel del cine de animación japonés, y concretamente el realizado por el prestigioso genio junto a Isao Takahata al frente del Estudio Ghibli, el extenso libro de Laura Montero se me antoja una pieza inexcusable para entender en profundidad el alma de su obra.
Y es que Laura Montero logra construir una obra sólida, universal, ambiciosa y detallista. Lejos de ser una mera exposición de sus películas, la autora va mucho más allá y consigue, a través de un viaje que va del contexto general a lo particular, aportar una visión clarividente que despeja todos los enigmas y sutilidades que el autor de Mi Vecino Totoro lanza unas veces de forma evidente y otras de forma más soterrada.
Como fan absoluto que soy, el volumen adquiere una importancia capital, si bien a los no iniciados pudiera parecerles en exceso académico y sesudo. Se me viene justo a la cabeza como ejemplo análogo el estudio megalómano de J.J. Vargas en torno a la figura de Alan Moore: La Autopsia del Héroe, más ampuloso y elevado en su posicionamiento, si cabe.
Para entender la obra, hay que partir de la base de que se trata de la propia tesis doctoral universitaria que elaboró Laura Montero y que finalmente Dolmen se decidió a publicar como libro. Una historia bonita que consigue insuflar ánimos a las personas que creen en sus ideas y en la posibilidad de ser ofrecidas al público capaz de interesarse por ellas.
La autora estructura el fascículo en cinco capítulos. El primer capítulo supone una breve, a la par que detallista, historia del anime desde finales de los años 50 hasta nuestros días, repleto de anécdotas y extractos jugosos de entrevistas a diversos realizadores al margen del propio Miyazaki. Sólo apunto, a modo de ejemplo, lo curiosas y controvertidas que resultan las palabras de Mamoru Oshii (La chica que saltaba a través del tiempo) refiriéndose al Estudio Ghibli como "un lugar formidable, pero no quiero ir allí".
Su segundo capítulo se introduce en los referentes y homenajes del cine de Hayao Miyazaki, muchos de ellos curiosamente occidentales y que se complementan con la propia visión, no exenta de cierto pesimismo, que tiene el director del Japón actual presa del olvido de la tradición, de los valores y de los principios que funden al ser humano con la naturaleza para alcanzar un necesario equilibrio permanente y duradero.
Esta idea se completa en su tercer episodio, dedicado al folclore nipón, donde se analizan la multitud de semejanzas y analogías entre los personajes y situaciones de sus películas y el sintoísmo o el teatro nō, reflejadas en su faceta más clara en la ambiciosa El viaje de Chihiro. Finalmente, los dos últimos capítulos entran más de lleno en su filmografía a través de la explicación de la creación de personajes, su interrelación y su fundamento y desarrollo a través del flujo narrativo de las películas.
Más allá de un acercamiento repleto de enjundia y de filosofía al legado de Hayao Miyazaki, Laura Montero consigue al descifrarnos este mundo invisible, romper los prejuicios que aún existen sobre el anime; la reduccionista e incompleta visión que sufre por parte de muchas personas, reduciéndola a violencia, sexo o infantilismo. Una tarea titánica que logra acometer gracias al pormenorizado balance de los hechos y al tesón y el cariño con que modela su trabajo.
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