sábado, 1 de agosto de 2015

Estudio científico acerca del verano. Por Raúl del Olmo.


(Transcripción de la exposición oral realizada ante los más prestigiosos ingenieros climáticos del planeta en la Universidad de Columbia. Nueva York, julio de 2.015).

"Damas y caballeros, me siento profundamente honrado al poder mostrar ante todos ustedes las conclusiones alcanzadas por el esmerado trabajo realizado por mi parte durante los últimos quince años.

Por fin la NASA me ha permitido hacer público el pormenorizado y exhaustivo estudio científico acerca del verano que confeccioné para ellos. Basado y sostenido en rigurosa metodología empírica y razonamientos acordes a la lógica -inductiva y deductiva- más axiomática, sus resultados son, si se me permite la observación, concluyentes e inapelables. A continuación, se los presento a todos ustedes.

Como pueden apreciar en las siguientes tablas matemáticas, el verano es la atrofia meteorológica del Planeta Tierra, un auténtico acto terrorista climático. No sólo el análisis de la ciencia nos lleva a esta evidencia; incluso, remontándonos al pensamiento mítico y a la metafísica clásica, concluiríamos que el verano es un invento de los dioses y de los pensadores universales para justificar todas las conductas aberrantes del ser humano.

Nos encontramos ante una estación del año que supone un despropósito existencial de proporciones ingentes, el auténtico tiempo muerto de la existencia. El verano es lo menos estimulante y enriquecedor para el desarrollo personal. Universalizando estadísticas recogidas en estos dos cuadros que les muestro, es del todo imposible que al ser humano le haya pasado algo bueno en verano desde que existe: ningún ser humano en su sano juicio ha podido ser feliz en esta época del año a partir de los quince años.

Resulta del todo evidente, por tanto, que el verano saca lo peor del ser humano, es la defunción de la dignidad humana. El verano encierra algo malvado, es cruel con los que piensan e, incluso, afea la decadencia. y provoca que la tristeza luzca menos.

Los siguientes diagramas de Venn -que estudian variables interdependientes cruzadas con logaritmos neperianos, aplicando al resultado la formula del binomio de Newton- resuelven que el verano es la época del año preferida de la gente que, a duras penas, pudiera diferenciar su conducta de la de un organismo unicelular. Las personas que se sienten felices "porque es verano" poseen un desarrollo mental y emocional inferior al de un invertebrado.

Actitud humana en estío.

El verano sólo puede gustar a gente muy canalla o muy inferior en su desarrollo sentimental y cultural. También es la estación preferida por las personas malas y por las personas con menor desarrollo intelectual. Su función práctica definitiva, si es que hay alguna, es lograr que las personas inferiores encuentren su lugar en el mundo: el verano existe para que todos los hijos de puta, ignorantes, simples, catetos, vacíos y pseudo-humanos tengan un lugar en el mundo.

Los gráficos adjuntos al memorandum más extenso y ambicioso jamás realizado a través de estadística probabilística dejan a las claras que disfrutar con el verano es de seres inferiores; El verano es intelectualmente inferior, de paletos y el más fastuoso y ambicioso estercolero para los cutres.

El verano existe para que las personas que no piensan estén, como ya expresaba con tino Leonardo Da Vinci -y cito textualmente- "un poquito en su salsa". Es más, animaliza al ser humano y le disuelve el poco cerebro que le queda. El método científico empleado en este estudio envuelve la observación de su fenómeno, la postulación de hipótesis y la correspondiente comprobación mediante experimentación para exponerles, sin margen de error posible, que el verano disimula bien el retraso mental, si bien todo ser humano parece más subnormal en estío; los tontos, más visibles y los simples, más contentos.

Motivación humana en estío.

Eso sí, destacar que actualmente la polémica ha llegado al mundo de la investigación como saben. El futuro Premio Nobel de la Ciencia, elegido entre muchos candidatos por decir que se aburre y colgar fotos poniendo caras en las redes sociales, declaró "Soy feliz en verano porque llueve menos, no hace frío y salgo más de casita". Este hecho no debe más que hacernos preguntar profundamente hacia dónde va el sucesor del Homo-Sapiens.

Para no caer en el prejuicio cognitivo, analizar la relación con el verano por parte de personajes históricos, una tarea crucial a la que he dedicado horas durante estos años, concluye, entre otros más de mil casos destacables que, por ejemplo, a Hitler también le gustaba el verano y que a Goebbels le gustaba disfrutar en chanclas del "veranito", como él mismo lo denominaba.

El modelo epistémico empleado en este vasto y ambicioso trabajo determina, tal y como aprecian en los siguientes gráficos sectoriales, como el verano es un lodazal de dimensiones bíblicas se mire como se mire: vivir en verano es indecente, sólo gusta si estás muerto y, si acaso hay algo bueno para las gentes de bien desarrolladas antropológicamente, es no ver a nadie o comprobar como sentir animadversión hacia él es motivo suficiente para sentir afinidad indisoluble con una persona.

Aristóteles ya argumentó como todo ser humano merece un navajazo en verano o remitiéndos a los versos de Homero, nos encontramos poesía épica que clama así: "Tirado en mitad del ágora, abandonado a la brisa de los estertores del estío, deseo que un maleante venga y me clave una daga en el hígado".

El enfoque pragmático de mi investigación permite deducir, sin atisbo de duda alguno, como el verano es indecencia y canallería. Todo lo que lo rodea es absurdo, de mal gusto u hortera. El posicionamiento mental asociable universalmente al verano responde a lo más zafio, cutre, rancio y funesto de la inteligencia humana.

Conducta humana en estío.

Habrán leído en el dossier que tienen en sus manos la justificación que me llevó a realizar este proyecto tan importante y trascendente para el futuro de la especie; cómo comenzó todo, esa primera época de juventud donde desarrollé un desprecio hacia el verano que sobrepasa los límites de la razón humana. Haciendo memoria, probablemente no haya sido feliz nunca en verano.

El verano me enervaba gravemente desde niño y escribía sonetos en papel del váter de "El Elefante" para remediarlo. Sufría al descubrir como el ruido de la calle se volvía insultantemente vulgar en dicha estación. Sentía, también, una angustia temeraria cuando las voces asilvestradas de mis vecinos paletos regresaban del pueblo a la ciudad, ese reclamo animal anunciando que el verano ha muerto.

Llegando por tanto a la conclusión de que no existía forma humana de entender lo más mínimo en qué consistían estos tres meses del año, realicé un proceloso y costoso trabajo de campo en la localidad andaluza de Bollullos de la Mitación. Allí, descubrí como el verano es tiempo de descerrajar escopetas y llevar pantalones de tergal atados con una cuerda.

Entre otras acciones asociables al método científico óntico, pasé veranos enteros en una cueva sin ver a nadie rodeado de sandías, melones y picotas, sumergido con un traje de buzo en una tinaja de vino o con un poncho, un sombrero charro y una botella de tequila sentado junto a una carretera secundaria viendo pasar el verano.

Llegué, incluso, a celebrar el fin del verano surfeando en seco sobre las lápidas de cementerios o a comer turrón de Jijona como signo de rebeldía, tal y como hizo Descartes en su día.

Para ir terminando, indicarles que el mayor logro y orgullo del que puedo hacerles cómplices gracias a este hallazgo teórico-practico del que les hago sabedores, es de la formulación de una nueva ley científica verificada, la cual les muestro expuesta a continuación:

"Experimentar un sentimiento de ira incomprensible en verano es propio de seres humanos superiores, al igual que odiar el verano es un rasgo de objetiva e indiscutible superioridad intelectual y emocional".

Y poco más que añadir, espero que mis palabras les hayan servido de mucho en las investigaciones en torno a cuestiones relacionadas con el clima veraniego en todas sus vertientes. Gracias por la atención prestada. No olviden que al salir del salón de actos podrán recoger como obsequio conmemorativo de este congreso una pelota de playa Nivea, un cubo y una pala".

3 comentarios:

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  2. Verdaderamente revelador, el verano es una estación de lo más calurosa, además está invadido por las moscas, seres malcriados donde los haya, también abundan homínidos con pantaloncitos recortados que permiten contemplar sus patéticas pantorrillas. En conclusión, un asco.

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    1. Esos apuntes los dejó fuera la NASA para incluirlos entre sus X-files. ;)

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