miércoles, 27 de marzo de 2013

Valtari: la apisonadora de Sigur Rós.


Sigur Rós nos sorprendían hace pocos días con la noticia de un nuevo disco en estudio el próximo mes de junio, Kveikur, el primero en el que tristemente serán un trío tras la salida de la banda de Kjartan Sveinsson, teclista de la banda durante quince años.

Según parece, la dirección que tomarán Sigur Rós supondrá un viraje considerable con los resultados ofrecidos en Valtari pudiendo quedar éste, con el paso de los años, como una extraña gema dentro de la discografía de los islandeses. Me parece recomendable brindar hoy un homenaje a la que considero una de las obras más tristes que he escuchado en mi vida.

Desde luego el título no es gratuito: Valtari (apisonadora en castellano) es un descenso hacia el fondo de la devastación, un disco que poco a poco hace su trabajo de demolición sordo, constante y concienzudo. Predominantemente ambiental, esquivo y sutil es lo más parecido a viajar desde la bruma de nuestro ayer, pasando por la ingravidez de nuestro presente y yendo a dar de bruces con la incertidumbre de nuestro futuro.

Con una tendencia más instrumental incluso que su legado hasta ese momento -terminando con tres de los nueve cortes renunciando a la voz de Jónsi-, es un trabajo con escasos elementos al 100% reconocibles en el plano formal a primera vista respecto a lo anteriormente expuesto y que, sin embargo, conserva intacta y recupera buena parte de la esencia más epitelial de Sigur Rós. Las explosiones de guitarras, los arreglos briosos y la épica arrebatadora de sus grandes canciones, deja paso a una perspectiva introvertida con preponderancia de apuntes electrónicos, teclados, pianos y estructuras minimalistas.


Recuerdo las primeras escuchas algo escépticas, sin hundirme aún en el magma sensorial de la formación que más lágrimas me ha hecho aflorar en mi existencia (ver aquí  y aquí dos de mis experiencias en directo). Pero más adelante comprobé que Valtari es todo menos un disco pasivo, es una invitación a caminar a rastras por sus surcos admirando el desastre irremediablemente bello que nos embriaga. Conmovedor me resultó leer en su web oficial las palabras de su bajista Georg Hólm explicando como la grabación casi acaba con ellos, casi les pasa por encima desmembrándoles como banda y como, sin embargo, en un preciso instante todo cobró sentido y la alquimia dio sus frutos trascendentales.

Y esa a mi juicio es la clave, el momento en que dentro de ti algo hace click y pasas de considerar sus canciones un esfuerzo por encontrar belleza vestida de tristeza a considerarlas una sucesión de pasos hacia el encuentro instintivo y puro con un subyugante mar de emoción anegándote por dentro y por fuera.

Valtari trajo consigo además un curioso y notable acontecimiento, The Valtari Mistery Film Experiment, proyecto y concurso en que la banda propuso a cualquier director que quisiera la realización de un vídeo para alguna de las canciones -o a veces varias mezcladas- que componían Valtari. Sin reglas, sin instrucciones, sólo un mismo presupuesto marcado para cada creación. Los mejores trabajos fueron presentados paulatinamente a través de su web y entre las más de ochocientas propuestas recibidas, finalmente dieciséis han sido seleccionadas y publicadas en formato digital y físico este mismo año.

Para terminar este artículo, os presento y comento cinco de ellas, las que más me gustan.

Film 2 Varúð (Precaución). Director: Inga Birgisdóttir. 

Esta canción probablemente es la más asociable en su estructura, desarrollo y espíritu al universo tradicional de Sigur Rós. A día de hoy se ha convertido en una de las que más me conmueven. Es también la que más asocio a su precioso vídeo sin resultarme para nada invasivo. Sobre una evocadora postal animada en un acantilado junto al mar de entorno agreste y frío, surgen figuras aisladas en sombras que van haciéndose señales luminosas. Para mí supone una metáfora de la comunicación entre personas separadas por circunstancias adversas y también la de la unión entre iguales para trascender las inclemencias de este mundo.


Film 3 Fjögur píanó (cuatro pianos). Director: Alma Har’el.

Corte instrumental que cierra Valtari. Ocho minutos de ocaso tras dejarnos secos los lacrimales. Una despedida lánguida y extensa como lo son todas antes de la marcha final. El vídeo narra la desintegración de una pareja mezclada con las esperanzas y los placeres pretéritos que intentan ser rememorados sin éxito. Cuenta con una cuidada estética y coreografía -como otros de los elegidos- y con el actor Shia LaBeouf.



Film 8 Dauðalogn (Calma mortal). Director: Jun Wah Lee.

Otra de las canciones más maravillosas escritas por Sigur Rós. La temática hace referencia a las últimas horas nocturnas previas al amanecer cuando uno despierta y el mundo parece aún estar muerto, la quietud lo invade todo y esa atmósfera tan indescifrable evoca en nosotros sensaciones perdidas. El vídeo es al igual pura evocación a través de estampas naturales impresionantemente bellas y poderosas.



Film 9 Seraph (Serafín, Rembihnútur & Ekki Múkk). Director: Dash Shaw / John Cameron

Esta es una de las propuestas creativas que funde dos de los temas de Valtari para contarnos a través de la animación una amarga historia basada en las inclemencias generadas por una educación proteccionista y censora. Una de las constancias de Sigur Rós ha sido denunciar el anquilosamiento de la moral religiosa más reaccionaria y de los fatales estragos que puede llegar a ocasionar en el proceso de desarrollo personal. Retablo demoledor.



Film 10 Ekki múkk (Ni un sonido). Director: Nick Abrahams.

Esta es una canción de Valtari con un latido interno sobrecogedor, de una fragilidad espeluznante. Parece que se va a romper en cualquier momento como cuando la desesperanza erosiona los cabos que nos unen al mundo. El vídeo narra una historia acerca del sentimiento de encontrarse perdido sin rumbo lejos del hogar y la manera de superar el miedo a estar preso de la deriva existencial. Como anécdota, decir que lo protagoniza Aidan Gillen, Meñique en Juego de Tronos, en un papel algo así como dos millones de galaxias distinto.



Y hasta aquí mi homenaje a Valtari, ya sólo recomendaros la escucha pautada y solitaria de este disco como cura a todas las enfermedades del alma.

jueves, 21 de marzo de 2013

Les Revenants: Entre vivos y muertos.


Desde hace un tiempo "el género zombie", por llamarlo de algún modo, está muy en boga. Podríamos decir que su representante actual por antonomasia es la adaptación a televisión del cómic The Walking Dead, serie que ha conseguido arrastrar a audiencias de diverso pelaje.

Sin embargo, esta entrada pretende ser una reivindicación de otra serie por desgracia no tan conocida y que poco tiene que ver en muchos aspectos con la mencionada anteriormente. Me estoy refiriendo a Les Revenants. Es esta una propuesta francesa de ocho episodios que cuenta con el atractivo principal de suponer una redefinición de todo un género autoparódico en muchos casos cuando no agotado. Esta perspectiva sería comparable en intenciones a la que el género vampírico experimentó con Déjame entrar de John Ajvide Lindqvist.

El planteamiento, y no me gusta adelantar demasiados aspectos de una serie o película, se sintetizaría en el hecho de que en un determinado momento distintas personas dadas por fallecidas vuelven a la vida como si nada hubiera pasado en una pequeña región de montaña. Y no, no faltándoles un brazo, con ganas de comer carne humana, arrastrándose sin pelo y desarrapados o  regurgitando sonidos imposibles. No, tal y como fueron vistos en el último momento.


Estas personas, muertas a todos los efectos menos para ellas mismas, intentan lógicamente volver a retomar las vidas que llevaban anteriormente a su fallecimiento, en el entorno y acompañados de las personas con las que se relacionaban. Y es en este hecho donde, más allá de la situación fantasiosa recreada, cobra sentido la serie en su complejidad interna: Les Revenants muestra los conflictos psicológicos y emocionales derivados de la re-entrada de esos sujetos desaparecidos en las vidas que llevan en la actualidad varios años después sus allegados pretéritos. ¿Cómo integras una persona a la que querías cuando ya la has dado por muerta y has encaminado tu existencia a derroteros muy distintos tras intentar superar ese trauma? o ¿cómo asumes internamente la desorientación que creas en tu entorno ante un hecho del que ni siquiera eres consciente como lo es tu propia defunción?

Y si nos fijamos, esta no es más que una metáfora de cómo dejar atrás todo el lastre de aquello de lo que nos intentamos desprender y, en última instancia, cómo responderíamos si ese ayer nos golpeara de nuevo en la cara. Es este planteamiento el que realmente me seduce y atrapa de Les Revenants, y claro, lo bien que está hilvanado e inteligentemente armado por un guión que cuida el detalle y pergeña situaciones dolorosas, sorprendentes y casuales a la vez.

Pero no es el único. El plano formal resulta majestuoso desde todas las perspectivas. La visual, por un tratamiento de la imagen soberbio, contenido, evocador y que flirtea con guiños al pasado y a multitud de referentes pop cinematográficos o musicales sin por ello dejar de tener una estética remozada en el mejor sentido. Los creadores evitan la vacuidad irritante contemporánea de productos tan a mi juicio abominables como la segunda temporada (Asylum) de American Horror Story, enferma de modernidad y resultando a la postre tan vieja.


Es precisamente la sensación conseguida tan fabulosa de inquietud serena e inducida con sutilidad la que me retrotrae a las atmósferas imborrables e insuperables de mi gran fetiche: Twin Peaks. Si bien la temática se aleja de la gran creación de David Lynch y Mark Frost - en ese sentido surge una afinidad más instantánea - que no profunda- con The Killing (ver aquí entrada al respecto), el espíritu más intrínseco y fascinante, el de esas texturas de irrealidad cotidiana en poblaciones reducidas aisladas del mundo impera. La capacidad de congelarte delante de la pantalla con esa maravillosa contradicción tan difícil de lograr de "estar ocurriendo continuamente algo sin ocurrir nada", no es tan predominante como en Twin Peaks, optando más bien por una dosificación de las cartas escondidas, echadas sobre la mesa con una elegancia y una sensibilidad sobresalientes.

Y por último quería reservarme el espacio dedicado a la música. No negaré que fue su score lo que llevó a interesarme por la serie. No por otra cosa que contar con una de las formaciones fundamentales del rock instrumental de los últimos veinte años: Mogwai. Los escoceses presentan un conjunto de piezas capaces de bambolearnos por distintos espacios emocionales con total independencia del papel trascendental que aportan a Les Revenants.

Pero es el conjunto que forman ambos, esa fusión, la que convierte la experiencia del visionado en un imborrable viaje al fondo del conflicto humano; una vez más resuelto en su irresolución a través de la ficción más trascendentalista.

Trailer de Les Revenants donde se aprecian diversos pasajes de la serie
 y  los espacios musicales dibujados por Mogwai.

jueves, 14 de marzo de 2013

Entrevista a Alan Sparkhawk (Low, Retribution Gospel Choir).


Muy probablemente-por no decir seguro- Alan Sparkhawk pasará a la historia por ser la cabeza pensante -y sufriente- que se encuentra al frente de Low junto a su mujer Mimi Parker. Qué duda cabe que su legado musical es rotundo e indiscutible, una de las bandas que mejor ha sabido filtrar la tristeza a través de la inspiración para brindarnos obras inmortales a las que acudir cada que vez que deseamos purificar nuestro interior de la zozobra que agita nuestras vidas.

Sin embargo, no por ello hay que dar la espalda o dejar de reivindicar su vertiente más salvaje y eléctrica, aquella que presenta con su banda Retribution Gospel Choir -si queremos omitir su mucho más underground aventura junto a The black-eyed snakes, recomendabilísmos trabajos también-; un proyecto que comenzó sonando muy a garaje y que ha ido cogiendo un cuerpo más ampuloso y épico con el paso del tiempo. Su directo es plena catarsis. No dejéis de acudir a uno de sus shows si pasan por vuestra ciudad.

En esta ocasión, recupero una entrevista que pude hacerle hace más de dos años para Muzikalia con motivo de su gira por España. Conciso, incisivo y brillante. Refundemos este mundo.


(Originalmente publicado en Muzikalia)

Con motivo de la incendiaria gira que hace un par de meses Retribution Gospel Choir realizó por nuestras tierras, tuvimos la ocasión de intercambiar unas preguntas con su líder, el carismático e histriónico Alan Sparkhawk.

Seguro de sí mismo, tan profético como acostumbra, pero ante todo incorruptible y armado del que para servidor es sin duda uno de los discos más apabullantes del año, 2 (10) es su somero título, nos contestó certera y sinceramente, como traslucen las toneladas de sudor que destila sobre las tablas. 

2 (10) Suena mucho más expansivo y grandilocuente que vuestro debut. ¿Por qué decidisteis sonar tan rotundos? 


Hemos estado tocando muchos conciertos y nuestro sonido en vivo era cada vez más agresivo y dinámico. Tal vez hay más confianza ahora y podemos hacer cosas más audaces. 

¿Se asemeja más a lo que es para ti Retribution Gospel Choir este nuevo disco que el anterior?

 
Sí, creo que es una impresión correcta. El primer disco se hizo cuando estábamos empezando con la banda. Tocar juntos en vivo es lo que ha ido confeccionando nuestro propio sonido. 

Personalmente tu nuevo trabajo me parece extraordinario: enérgico y auténtico. Sin embargo, algunos fans no han quedado satisfechos de esa dirección hacia el rock explosivo. ¿Crees que se debe a los prejuicios que impiden a algunos oyentes diferenciar los trabajos con tus distintas bandas?

 
Cada cual acude a la música de diferentes maneras. Puedo entender que para algunos lo que he hecho en el pasado se haya convertido en algo tan valioso que le resulte difícil una relación directa con otra cosa que le suponga falta de familiaridad. Yo me siento a veces de la misma forma cuando miro hacia el pasado de los artistas, así que no puedo preocuparme por esto. Tengo que seguir la voz que siempre me lleva hacia lo auténtico. 

Algunas canciones del debut forman también parte de trabajos de Low. A la hora de componer música, ¿decides antes para qué banda irá cada canción o la decisión es posterior a su existencia?

 
Cuando se crea la canción, por lo general es ella la que me dice lo que necesita de mí. Yo no compongo con ninguna intención previa –yo no voy y me siento, y elijo un tema o pensamiento y me pongo a escribir sobre él-. Los fragmentos vienen a llenar los espacios de una manera honesta y, a veces, aparece la canción. 

¿Cuáles son tus principales fuentes de inspiración a la hora de componer?

 
Todas, no elijo. Amo las grandes canciones y trato de hacerlas tan buenas como puedo. 

Escuchar vuestra música es un ejercicio de purificación tanto para el oyente como para el músico. ¿Consideras la música un elemento básico para limpiarse por dentro? ¿Crees que es esa la función primordial que debería tener el arte?


Creo que la música es un lenguaje más profundo y cercano al que hemos hablado antes de venir a La Tierra y lo que cantaremos después de la vida será aún más bello. 

En una sociedad tan superficial como la actual, llama mucho la atención la manera trascendental con la que enfocas tu obra. ¿Por qué crees que erróneamente a mi entender, se valora tanto lo artificial y lo hueco y se intenta huir de aquello que hace cuestionarte cosas?


Eso es porque somos egoístas y temerosos. 

(en el momento de hacer las preguntas) Vais a comenzar una extensa gira por España. ¿Qué recuerdos o anécdotas has vivido en anteriores conciertos por aquí?

 
Nuestro primer concierto en España fue en el festival Tanned Tin. Desde el momento en que conocí a los chicos que nos ayudaron en el concierto, sabíamos que vuestro país sería un gran amigo. La gente es muy de corazón, por eso es tan pura la música allí. 

No puedo terminar este cuestionario sin preguntarte por los abrasivos trabajos de The Black-Eyed Snakes, los cuales amo. ¿Es un proyecto ya muerto o resurgirá en un futuro?

 
Las serpientes dimos un concierto justo la semana pasada y fue salvaje. Hemos estado haciendo shows, pero sin viajar mucho. Nunca desaparecerán.



Una pequeña muestra del intenso directo de Retribution Gospel Choir. Electrizantes.



miércoles, 6 de marzo de 2013

10 grandes arpías de la historia del cine.


Vaya por adelantado que esta entrada al blog no encierra animadversión alguna hacia el género femenino; todo lo contrario: a lo largo de la historia el machismo y la hegemonía preponderante masculina burda, primitiva y asilvestrada ha producido que las mujeres maquiavélicas hayan tenido que desarrollar inteligentemente el arte de la mentira y el ardid para la consecución de empresas que en el caso del hombre el simple puñetazo en la mesa han conseguido. De ahí, mi más profundo homenaje a estas diez pérfidas adorables ordenadas en el tiempo.


1. Cleopatra. Olga Blacanova, La Parada de los Monstruos (1932).


La ambición material es uno de los grandes alicientes a la hora de convertirse en una persona venenosa capaz de todo. Este es el caso de Cleopatra, una bella contorsionista de un circo de freaks capaz de seducir a un pobre enano por su fortuna, crear falsas ilusiones a un ser lastrado por su condición. Una plasmación perfecta del monstruo implacable que llevamos dentro mucho más escalofriante que la deformidad y la distinción externa por lo que algunos no son considerados normales.


2. Escarlata O'Hara. Vivian Leigh, Lo que el viento se llevó (1939).


Algunas personas pondrán en entredicho esta inclusión y la considerarán toda una heroína. Desde luego que no les faltará razón: una mujer hecha a sí misma y capaz de arramblar con todo para levantar la dignidad y la esperanza desde lo más hondo del pozo tras el desastre en que queda sumida su posición acomodada al terminar la Guerra de Secesión. Otra cosa son los engranajes que emplea para ello: la manipulación, el egoísmo, la falsedad, la traición y la frustración personal.

3. Kitty March. Joan Bennett, Perversidad (1945).


No se me ocurre una persona más vulnerable a la hora de mostrar admiración y afecto hacia su figura que el bueno de Edward G. Robinson. Y evidentemente, aquí ejerce como víctima propiciatoria de una perversa -nunca mejor dicho- mujer sin escrúpulos que junto a su pareja preparan un plan para que un don nadie absoluto se crea por desgracia alguien querido y apreciado por su obra. Tristeza y odio se funden en mis ojos ante el visionado de una película maravillosa.


4. Eva. Anne Baxter, Eva al desnudo (1950).


El todo vale por alcanzar la fama en el mundo del espectáculo es plasmado de forma devastadora en esta película, posiblemente la mejor que he visto representando este universo de intrigas y traiciones detrás del telón. Eva aparece como una mujer grácil, delicada, absolutamente inofensiva en apariencia, pero implacable para alcanzar su objetivo rebosante de dobleces, pisotones y celos. Todo para concluir que el verdugo siempre termina siendo víctima en el ponzoñoso arte de triunfar.

5. Baby Jane. Bette Davis, Qué fue de Baby Jane (1962).


El fracaso y la envidia que genera ver el éxito ajeno frente a uno mismo es otro generador absoluto de vileza. Cuando esto ocurre en personas que llevan tu sangre y además supone en cierta forma el fracaso propio ante el talento deslumbrante ajeno, la locura mezquina puede apoderarse al extremo. Y así le ocurre a la otrora exitosa niña prodigio Baby Jane. Un viaje absoluto al abismo de la decadencia del artista, más aterrador y menos opulento que el  mostrado por El crepúsculo de los dioses (1950), con una Jane Crawford convertida en mártir inmortal.

6. Divine. Divine, Pink Flamingo's (1972).


Lugar de honor para una "mujer" que lucha por mantener su título de ser la persona más inmunda del mundo al verlo amenazado por un matrimonio competidor. Una delirante carrera por convertirse en el ser más depravado y guarro a toda costa mientras se reboza filetones recién comprados por sus gónadas, lame ceniceros y mobiliario ajenos o come literalmente mierda de perro recién depuesta. Un viaje bizarro a lomos de una diva imprescindible.


7. Marquesa Isabelle de Merteuil. Glenn Close, Las amistades peligrosas (1988).


La corte francesa es un auténtico hervidero de fantasías de toda índole. Un capacidad de erotizar espacios y mentes ingente. Y en esta pérfida película más que nunca. Depravación en un juego de venganza donde nadie es amigo de nadie y la marquesa se erige en institutriz de la voluptuosidad con los servicios de un John Malkovich exuberante. Imborrables esas cartas manuscritas elaboradas sobre la espalda desnuda de carnes recién poseídas proclamando amor a quien se acaba de traicionar.


8. Luisa.Victoria Abril, Amantes (1991).


Una auténtica "viuda negra" deslumbrante. En tiempos de la ceguera y la cerrazón franquistas, esta perturbadora mujer se aferra a la debilidad carnal de la bobería masculina ejemplificada a la perfección en el soldadito español (Jorge Sanz, fenomenal para estas lides) para trazar un truculento plan de fuga. Una atmósfera malsana, una Maribel Verdú sufridora hasta la nausea y un utilitarismo del placer reventando los resortes de la represión al servicio de una mujer que eleva el complemento del pañuelo a otra dimensión.

9. La madre. Annie Girardot, La Pianista (2001).


Si existe un producto abominable de la educación proteccionista, sectaria, represiva y disciplinaria no es otra que la pobre pianista de Haneke. Repulsivo y lacerante retrato de una mujer todo fachada y contención que aloja dentro la mayor depravación y masoquismo fruto de un legado adquirido por un madre dominante, absorbente e insaciable. Apuñalando un corazón de piedra, no hay escape posible cuando la capacidad de amar ha sido arrancada de cuajo. Escalofriante herencia paterno-filial cercana en otra vertiente a la creada por Canino (2009).

10. Cersei Lannister. Lena Headey, Juego de Tronos (2011-).


De acuerdo, no es una película, pero nadie puede negar que merece aparecer en este ranking. La reina más manipuladora de la historia, la que suelta verdades como puños, la que hacer avergonzarse a cualquiera por intentar ser consecuente o moralmente aceptable describiendo las miserias del mundo. Una cara perdona vidas y una vagina certera y sabia para replegarse o expandirse sobre aquellos hombres pánfilos capaces de trabajar para su mayor gloria.


Y hasta aquí la lista. Por supuesto que podrían ser otras y para cada cual lo serán; lo bonito es pensarlas, discutirlas y, sobre todo, disfrutar con buenas conversaciones de intercambio. Miniaturas que engrandecen una micra nuestras vidas.