viernes, 26 de julio de 2013

10 beat-em up clásicos para jugar a dobles.


Continuando con el recuerdo y la importancia del videojuego en mi desarrollo personal, y tras la buena acogida de mi anterior entrada sobre prehistóricos juegos de fútbol (leer aquí), toca rememorar los beat-em up fundamentales de mi infancia y adolescencia.

Destacar que entre estos juegos de peleas cuerpo a cuerpo, he obviado los uno-contra-uno tipo Street Fighter y los primitivos videojuegos que permitían sólo avanzar de izquierda a derecha linealmente tipo Kung-Fu Master o Vigilante. Me centraré en juegos de peleas a dobles con profundidad de campo, y he permitido introducir alguno donde se permite el uso de armas, pero que por sus características, incluyen elementos de contacto físico igualmente.

Double Dragon. Mi máquina recreativa por excelencia y la de tantos de mi generación. Juego callejero donde debías rescatar a una guapa chica que secuestraban unos matones liderados por el universalmente conocido como "El Metralleta" con el que te enfrentabas al final en un templo. Destacar que si te acababas el juego con otro compañero, ambos tenían que luchar entre ellos por ella, quedando tan sólo uno. Incluía gran cantidad de golpes y era habitual hacer el truco del codazo, ya que era un golpe muy difícil de parar por los adversarios. Me encantaba coger armas como bates, barriles, piedras o cuchillos, que podías pararlos de una patada. También molaban enemigos gigantescos que parecían M.A.-sobre todo los negros, llegando a aparecer hasta uno verde-, o al final de la segunda fase la agilidad del conocido como "El Guisante" por sus ropas también verdes. Las típicas mujeres de vida fácil hacían acto de presencia armadas de un látigo y elásticos fucsias muy de la época. Recuerdo ahora sobre la marcha que si cogías el látigo y tu compañero retenía por la espalda a un enemigo, podías golpearle una y otra vez para hacerte puntos sin que muriera o se soltara. Y mil detalles más que me ahorro porque si no creo que no acabaría nunca esta entrada. Inmortal.



Target: Renegade. Sin lugar a dudas, la revolución de este género la creó su primera parte, Renegade, de gran calidad gráfica, pero que no podía ser jugado a dobles. Esta segunda parte es mi juego de ordenador preferido de todos los tiempos y recuerdo fundirlo con mis amigos en el Amstrad CPC 464. Me viene a la mente una tarde jugando en mi casa y tomando flaxes de limón a la vez sin importarnos el tacto pegajoso que dejábamos en las teclas y el joystick.
Muy similar en planteamiento al Double Dragon, también debías recorrer una serie de fases hasta terminar con el matón principal. Siempre me encantó las patadas en el aire del juego tan brutales y la posibilidad de subirte encima de un enemigo en el suelo y rematarle a puñetazos. Míticos los motoristas de la primera fase del aparcamiento que debías tirarles de la moto en marcha de una patada acrobática. Añadir que existe una tercera parte, Renegade III, que supone una vuelta al planteamiento de un único jugador envuelto en un viaje por el tiempo que comenzaba en la prehistoria. A mí me resultó una decepción en toda regla.



Shadow Warriors. Mítica recreativa donde se encarnaba a un par de ninjas. Lo más destacado era la posibilidad de destrozar el mobiliario urbano con los golpes, o bien interactuar con él para darse la vuelta subiendo por una pared -si llevabas una katana dabas un bonito golpe acrobático además-, o colgarse de una farola para golpear con ambas piernas. Los enemigos básicos llevaban una careta herencia de Viernes 13 y recuerdo la dificultad de alguna fase para subir mediante filigranas a zonas que permitieran seguir avanzando- no olvidemos que caerte por simas o agujeros es una de las características de casi todos estos juegos-. La llave principal, saltar por encima del enemigo y engancharle por el cuello para tirarle varios metros más adelante es otra de la señas de identidad básicas del juego.



Golden Axe. De acuerdo, espada y pócima, pero como para dejarle fuera. Esta recreativa es otra cima absoluta de la educación en los salones recreativos. Encarnabas a un bárbaro, una amazona o un enano cada uno con sus propias características mágicas, físicas y de armamento. Me encantaba la posibilidad de montar en los "bizarrians" que aparecían a lo largo del mapeado: dragones, una suerte de pájaros-reptiles, etc. Gran banda sonora y ambientación fantástica con el grandioso enemigo final de juego Death Adder, los esqueletos que te machacaban con el escudo en la nuca, las sombras negras, los calvos gigantescos con martillos gigantes, etc. El final molaba mucho, ya que sacaba el propio salón recreativo donde jugabas en teoría y a los enemigos de la máquina saliendo de ella persiguiéndote por la ciudad. Qué hermoso y nostálgico es recordar esos finales casi siempre imborrables por mucho tiempo que pase.



Final Fight. Mítica recreativa que suponía un lavado de cara al tosco Double Dragon. Guy, Cody y Haggar, la tripleta protagonista entre la que se podía elegir personaje, pasará a la historia. Buenísimos gráficos, movimientos y tremendos enemigos fin de fase como el samurai que aparecía en un ring o el grandote melenudo amarillo de la primera fase. Uno de sus avances, era elegir un personaje con golpes y características físicas particulares. Haggar, el grandote alcalde de la ciudad cuya hija secuestraban, es un anticipo en toda regla de muchos de los golpes que luciría Zangief en Street Fighter II (golpe de pecho, tornado, la mariposa...). Su segunda parte se podía disfrutar en Super Nintendo y a día de hoy es una de las grandes joyas buscadas por los coleccionistas.



Teenage Mutant Ninja Turtles. Me refiero en esta selección al Turtles in Time de Super Nintendo, que fue al que más jugué, no a la recreativa propiamente. Buenísimo juego donde encarnabas a alguna de las cuatro tortugas ninja cada una con sus características de resistencia, velocidad y golpe especial distinto. Mucho modo siete de grandes pixels cuadradotes cuando volteabas a los malos hacia la pantalla o en una fase futurista de conducción muy a lo F-Zero. Me gustaba mucho la animación de la presentación y el final del juego que, todo sea dicho, no tenía demasiada dificultad.



P.O.W. Una gran olvidada. En ella, no cabía posibilidad de elegir protagonista: se trataba de dos prisioneros de guerra tratando de escapar de sus captores en un entorno bélico de gran agresividad y dificultad endiablada. Recuerdo una segunda parte de scroll vertical a vista de pájaro con gráficos mucho más grandes que no logró triunfar especialmente, como ocurrió en su día con la secuela de Double Dragon 2, de difícil manejo, pero muy buena, por cierto.



Street of rage. Las peleas callejeras tuvieron su franquicia alucinante con Sega a través de Streets of rage. No demasiado original, pero cogiendo las virtudes de todos y cada uno de los títulos fundamentales: enemigos fin de fase, distintos personajes para elegir, armas, items de alimentación, golpes espectaculares. Su banda sonora era buenísima y su segunda parte mejoró gráficamente mucho. La tercera parte, incluyendo hasta un canguro para elegir, es otro objeto de coleccionismo actualmente.



Robocop 2. Una pequeña licencia, si bien, los tremendos golpes cuerpo a cuerpo son peleas de grado máximo, pero es cierto que los tiros son los que mandan. Mucha gente se quedó con la primera máquina y película. Yo, curiosamente soy más de Robocop 2 en ambas facetas. Excesiva, violenta, trepidante: la máquina es auténticamente bárbara y los dos robocops luchando contra esbirros y engendros de OCP es una experiencia única. Muy difícil, de gráficos soberbios y una fase de bonus para disparar a objetivos montando en moto muy lograda. Maquinón.



Cadillacs & Dinosaurios. Con una estética vintage 50's muy heredada del cómic, llegó una de las últimas grandes máquinas recreativas de peleas donde luchabas contra una banda criminal y dinosaurios desperdigados por la selva. Cuatro personajes diferentes con su cualidades características y posibilidades de coger gran cantidad de armamento distinto, incluyendo armas de fuego de muy distinto calado. Tremenda la fase en que conducías un gigantesco cadillac e ibas arrasando con todo. Muy por la época, en plan más cyberpunk y futurista, surgió Capitan Commando, de similares características quitando la temática.



Y hasta aquí este repaso a momentos trepidantes compartidos con el mundo apasionante de los videojuegos de antes, aquellos en que ser real no importaba.

Y me despido de vosotros hasta el mes de septiembre; en agosto dejaré este oasis de la mente y el corazón donde tantos tenéis el detalle de entrar a veces para escarbar entre las cosas que nos ayudan a seguir viviendo. Gracias por ello.

2 comentarios:

  1. Muy míticas las máquinas de la selección.

    Recuerdo que en mi barrio al enemigo de la 2ª fase del "Doble Dragon" le apodábamos "el moco". Y a los grandotes tipo M.A. pero en blanco les decíamos "el buba", no sé si por la similitud de su cabeza con los chices Boobaloo, que eran de la época.

    Capcom triunfó mucho en el género cuando sacó el Final Fight, que marcó ciertas bases: personajes con características diferentes, enemigos con barra de energía, etc.

    Saludos
    Alfredo (aka Tahúr Manco)

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  2. ¡Buenas, Alfredo, ese gran jugón! Ahora que lo comentas, es posible que lo de "El Buba" se dijera también en mi barrio. Es curiosa toda la cultura e intercambio que generaban esas tardes en los salones recreativos, una forma de educarse e ir creciendo que ahora, por desgracia, se ha perdido.

    Saludos!

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