jueves, 21 de marzo de 2013

Les Revenants: Entre vivos y muertos.


Desde hace un tiempo "el género zombie", por llamarlo de algún modo, está muy en boga. Podríamos decir que su representante actual por antonomasia es la adaptación a televisión del cómic The Walking Dead, serie que ha conseguido arrastrar a audiencias de diverso pelaje.

Sin embargo, esta entrada pretende ser una reivindicación de otra serie por desgracia no tan conocida y que poco tiene que ver en muchos aspectos con la mencionada anteriormente. Me estoy refiriendo a Les Revenants. Es esta una propuesta francesa de ocho episodios que cuenta con el atractivo principal de suponer una redefinición de todo un género autoparódico en muchos casos cuando no agotado. Esta perspectiva sería comparable en intenciones a la que el género vampírico experimentó con Déjame entrar de John Ajvide Lindqvist.

El planteamiento, y no me gusta adelantar demasiados aspectos de una serie o película, se sintetizaría en el hecho de que en un determinado momento distintas personas dadas por fallecidas vuelven a la vida como si nada hubiera pasado en una pequeña región de montaña. Y no, no faltándoles un brazo, con ganas de comer carne humana, arrastrándose sin pelo y desarrapados o  regurgitando sonidos imposibles. No, tal y como fueron vistos en el último momento.


Estas personas, muertas a todos los efectos menos para ellas mismas, intentan lógicamente volver a retomar las vidas que llevaban anteriormente a su fallecimiento, en el entorno y acompañados de las personas con las que se relacionaban. Y es en este hecho donde, más allá de la situación fantasiosa recreada, cobra sentido la serie en su complejidad interna: Les Revenants muestra los conflictos psicológicos y emocionales derivados de la re-entrada de esos sujetos desaparecidos en las vidas que llevan en la actualidad varios años después sus allegados pretéritos. ¿Cómo integras una persona a la que querías cuando ya la has dado por muerta y has encaminado tu existencia a derroteros muy distintos tras intentar superar ese trauma? o ¿cómo asumes internamente la desorientación que creas en tu entorno ante un hecho del que ni siquiera eres consciente como lo es tu propia defunción?

Y si nos fijamos, esta no es más que una metáfora de cómo dejar atrás todo el lastre de aquello de lo que nos intentamos desprender y, en última instancia, cómo responderíamos si ese ayer nos golpeara de nuevo en la cara. Es este planteamiento el que realmente me seduce y atrapa de Les Revenants, y claro, lo bien que está hilvanado e inteligentemente armado por un guión que cuida el detalle y pergeña situaciones dolorosas, sorprendentes y casuales a la vez.

Pero no es el único. El plano formal resulta majestuoso desde todas las perspectivas. La visual, por un tratamiento de la imagen soberbio, contenido, evocador y que flirtea con guiños al pasado y a multitud de referentes pop cinematográficos o musicales sin por ello dejar de tener una estética remozada en el mejor sentido. Los creadores evitan la vacuidad irritante contemporánea de productos tan a mi juicio abominables como la segunda temporada (Asylum) de American Horror Story, enferma de modernidad y resultando a la postre tan vieja.


Es precisamente la sensación conseguida tan fabulosa de inquietud serena e inducida con sutilidad la que me retrotrae a las atmósferas imborrables e insuperables de mi gran fetiche: Twin Peaks. Si bien la temática se aleja de la gran creación de David Lynch y Mark Frost - en ese sentido surge una afinidad más instantánea - que no profunda- con The Killing (ver aquí entrada al respecto), el espíritu más intrínseco y fascinante, el de esas texturas de irrealidad cotidiana en poblaciones reducidas aisladas del mundo impera. La capacidad de congelarte delante de la pantalla con esa maravillosa contradicción tan difícil de lograr de "estar ocurriendo continuamente algo sin ocurrir nada", no es tan predominante como en Twin Peaks, optando más bien por una dosificación de las cartas escondidas, echadas sobre la mesa con una elegancia y una sensibilidad sobresalientes.

Y por último quería reservarme el espacio dedicado a la música. No negaré que fue su score lo que llevó a interesarme por la serie. No por otra cosa que contar con una de las formaciones fundamentales del rock instrumental de los últimos veinte años: Mogwai. Los escoceses presentan un conjunto de piezas capaces de bambolearnos por distintos espacios emocionales con total independencia del papel trascendental que aportan a Les Revenants.

Pero es el conjunto que forman ambos, esa fusión, la que convierte la experiencia del visionado en un imborrable viaje al fondo del conflicto humano; una vez más resuelto en su irresolución a través de la ficción más trascendentalista.

Trailer de Les Revenants donde se aprecian diversos pasajes de la serie
 y  los espacios musicales dibujados por Mogwai.

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